### Kinshasa: entre la lluvia y la crisis humanitaria, la urgencia de una respuesta sistémica
El último fin de semana de la cadena de abril de 2023 días en Kinshasa estuvo marcado por lluvias torrenciales, causando inundaciones devastadoras. Con más de 5,000 hogares afectados, 30 muertes y docenas de heridos, la respuesta de las autoridades públicas, en particular la del Ministerio de Salud Pública, Higiene y Provisión Social, plantea preguntas esenciales sobre la resiliencia de la infraestructura urbana, la continuidad de la atención de la salud en tiempos de crisis y el manejo de los desastres en un contexto de la vulnerabilidad estructural.
### Inventario posterior a la invaliación: una respuesta inicial
Roger Kamba, el Ministro de Salud, ha determinado con la determinación de un dispositivo de intervención médica para 10,000 personas. Paralelamente, se han establecido medidas de alimentos para 2,000 víctimas. El despliegue de un puesto médico avanzado en la escuela Lumumba atestigua un deseo inmediato de hacerse cargo de las víctimas. Sin embargo, más allá de esta reacción de emergencia, es crucial evaluar la sostenibilidad y la efectividad de tales iniciativas frente al aumento de los desastres naturales generados por el cambio climático.
#### Un enfoque reactivo para una crisis sistémica
Las inundaciones de Kinshasa no son solo un fenómeno meteorológico aislado. Revelan una fragilidad estructural de la infraestructura urbana. Al ubicar en cifras, algunos expertos creen que la ciudad ha aumentado en episodios lluviosos intensos en un 40 % en la última década. Este fenómeno desafía la necesidad de ir más allá de un enfoque de respuesta reactiva y prever estrategias preventivas.
Los sistemas de drenaje, a menudo inadecuados u obsoletos, requieren una mejora significativa. Además, la construcción de viviendas en inundaciones, exacerbada por la rápida urbanización, exige una regulación estricta de la planificación urbana. De hecho, las lluvias torrenciales revelan desigualdades en el acceso a la infraestructura y los servicios de salud, particularmente en municipios como Mont Ngafula, fuertemente afectados.
### Salud de salud pública: la necesidad de una visión integrada
La gestión de desastres y el cuidado de las víctimas deben considerarse en una perspectiva sistémica, integrando las dimensiones de salud, social y ambiental. El compromiso del gobierno de cubrir el entierro de los cuerpos de las víctimas plantea preguntas sobre el apoyo psicológico posterior a la crisis, a menudo pasada por alto. Sabemos que la salud mental de las víctimas requiere atención especial, a menudo es la segunda víctima de desastres.
El enfoque multidisciplinario también debe ser refuerzos. El desarrollo de una red de socios, que combina ONG, organizaciones internacionales y comunidades locales, podría fortalecer la resiliencia. Los estudios comparativos en otras capitales africanas, como Lagos o Accra, muestran que una coordinación efectiva entre los diversos actores puede reducir significativamente los impactos de los desastres naturales.
#### Hacia una cultura de prevención: educación y conciencia
Para enfrentar estos desafíos, es imperativo educar a la población sobre los riesgos de las inundaciones y los gestos a adoptar. Deben previsarse campañas de concientización sobre el manejo del agua de lluvia en los hogares, la permeabilidad del suelo y la importancia de un entorno protegido.
En este sentido, las escuelas pueden servir como centros de capacitación, no solo para niños sino también para todas las comunidades. El establecimiento de talleres regulares podría solidificar una cultura de prevención y resistencia a las calamidades.
#### Conclusión: un llamado a la acción colectiva
La inundación de Kinshasa destaca las verdades incómodas en nuestra sociedad y la forma en que preparamos y respondemos a las crisis. En la encrucijada, el gobierno y los ciudadanos están llamados a una reflexión colectiva sobre los mecanismos para establecer para minimizar las pérdidas humanas y materiales durante los eventos climáticos extremos. Como muestran las experiencias de otros países confrontadas con desastres similares, la fuerza real radica en preparación y adaptación en lugar de en una reacción simple. El futuro de Kinois dependerá de esta capacidad para construir un entorno más seguro, unido y resistente.