** Rehabilitación de la carretera ABA-KITAMBALA-SEEGE: desafíos y perspectivas de desarrollo en la DRC **
El 15 de mayo de 2025, el Ministro de Estado a cargo del desarrollo rural, Muhindo Nzangi Butondo, inauguró el trabajo de rehabilitación en la carretera del servicio agrícola que conecta ABA, Kitambala y Sesenges. Este proyecto, que es parte de una iniciativa más grande destinada a reabrir ejes estratégicos para el acceso a las zonas rurales, es de capital para la economía de las provincias de Ituri y Haut-Uélé. De hecho, estas regiones, a menudo calificadas como sin litoral, sufren una falta de infraestructura de transporte que limita el desarrollo económico y el acceso a los servicios esenciales.
El camino en cuestión no se contenta con un simple medio de transporte; Representa un pasaje vital para los productos agrícolas, que son la base de la economía local. Al hacer que este eje sea más accesible, es posible anticipar una mejora significativa en la cadena de suministro de alimentos, lo que puede satisfacer las crecientes necesidades de la población al tiempo que estimula el comercio local. Esta dinámica del desarrollo económico es aún más relevante en el contexto actual, donde la seguridad alimentaria se ha convertido en una preocupación importante en muchas regiones de la RDC.
El apoyo brindado por la mina de oro Kibali, cuyo papel se destacó durante esta misión, debe ser examinado. El Ministro y el Gobernador han reconocido el impacto económico de esta compañía en la región, pero es esencial preguntarse hasta qué punto las ganancias generadas por la minería se reinvierten en proyectos de desarrollo locales. La oración pronunciada por las dos autoridades: «El oro terminará un día, pero la tierra siempre nutrirá» – evoca una necesidad urgente: la diversificación de fuentes de ingresos e invertir en agricultura para garantizar un futuro sostenible.
A pesar de estas perspectivas optimistas, quedan preguntas. Por un lado, es legítimo cuestionar los mecanismos que se implementarán para garantizar la sostenibilidad de esta iniciativa. Los proyectos de rehabilitación de infraestructura a menudo han mostrado sus límites cuando su gestión no se cree a largo plazo. Las promesas de desarrollo, sin seguimiento adecuado, pueden dejar a la población local desilusionada. Además, la participación activa de las comunidades en el proceso de toma de decisiones podría permitir adaptar los proyectos a las realidades locales y garantizar la aceptación.
Por otro lado, es crucial reflexionar sobre el impacto ambiental que estas actividades pueden causar. La región, rica en sus recursos naturales, debe ver su biodiversidad protegida. Por lo tanto, el trabajo de infraestructura debe llevarse a cabo de conformidad con el medio ambiente, integrando prácticas sostenibles y evitando las degradaciones.
La rehabilitación de la carretera Ada-Kitambala-Seenge, aunque es un proyecto prometedor, plantea problemas complejos que requieren atención especial. La participación continua de las autoridades locales, las empresas privadas y la sociedad civil es esencial para garantizar el desarrollo integrado e inclusivo. Al inscribir esta iniciativa en una visión a largo plazo, teniendo en cuenta las necesidades de las poblaciones locales, así como los desafíos ambientales, es posible convertirlo en un motor de cambio positivo para toda la región.
En resumen, el éxito de este proyecto dependerá no solo de la ejecución efectiva del trabajo, sino también de la capacidad de los diversos actores para colaborar con el objetivo de un desarrollo sostenible, con la esperanza de las generaciones futuras.