** Cuente las virtudes africanas: una reflexión necesaria de los jóvenes en Kinshasa **
El 20 de mayo de 2025, en Kinshasa, tuvo lugar una reunión para crear conciencia sobre los jóvenes de la República Democrática del Congo (RDC) a la necesidad de volver a conectarse con las virtudes africanas. Esta iniciativa plantea preguntas fundamentales sobre los valores culturales, la solidaridad intergeneracional y los desafíos contemporáneos que enfrentan los jóvenes.
Crépin Mawatu, ex diputado Bourgmestre de la Comuna de N’Djili, compartió su preocupación ante una transformación del comportamiento social, que describe como marcado por una degradación de más y más anties presentes y antivatuados. Subraya un contraste con una era en la que «la convivencia era real», lo que indica que los puntos de referencia éticos de que los individuos unidos parecen estar desmoronados.
Esta declaración destaca una preocupación en gran medida en muchos contextos africanos, donde el sentido de la comunidad, tradicionalmente valorado, a veces parece estar socavado por actitudes individualistas y competitivas. Los jóvenes, que a menudo buscan identidad en un mundo globalizado, pueden sentirse desgarrados entre los valores tradicionales y las influencias modernas.
Un fenómeno particularmente alarmante mencionado por Mawatu es el de la bandidaje urbano, en particular representado por los grupos a menudo designados bajo el nombre de «Kuluna». Este término designa a los jóvenes involucrados en actividades delictivas, a menudo consideradas síntomas de una empresa que busca un mejor hito. Este tipo de delincuencia requiere una reflexión sobre las condiciones socioeconómicas que son sus motores. El alto desempleo y la falta de perspectivas futuras para muchos jóvenes pueden, sin duda, contribuir a este ciclo de violencia y desesperación.
La pregunta que surge es cómo enderezar esta tendencia mientras ofrece un espacio de expresión y despliegue para la juventud. La conciencia del regreso a las virtudes africanas podría percibirse como un enfoque encomiable, pero también plantea un desafío. Los métodos utilizados deben estar atentos a las realidades de la juventud contemporánea, que navegan en un mundo complejo donde aspiran a una vida mejor mientras buscan afirmarse.
Para hacer un cambio duradero, podría ser beneficioso adoptar un enfoque inclusivo, que involucra a los jóvenes en el proceso de redefinir lo que representan estas virtudes. ¿Cuáles son los valores que hoy en día pueden considerarse fundamentales para ellos? Las respuestas a esta pregunta requieren un diálogo abierto y respetuoso entre generaciones, donde los jóvenes pueden compartir sus preocupaciones, aspiraciones y desafíos.
La educación juega un papel central en este proceso. Las iniciativas para integrar la educación cívica, la historia local y los valores culturales en los planes de estudio escolares podrían ayudar a establecer un sentimiento de pertenencia mientras fortalecen los fundamentos éticos de la sociedad.
Paralelamente, los esfuerzos para promover el compromiso de la comunidad, la solidaridad y la ayuda mutua también pueden ayudar a forjar un vínculo más fuerte entre los miembros de los jóvenes. Los programas que fomentan el voluntariado, por ejemplo, pueden proporcionar una plataforma para combatir la falta de solidaridad y fortalecer el tejido social.
Es innegable que los desafíos que enfrentan los jóvenes en la RDC son complejos e interdependientes. Las apuestas vinculadas a la pobreza, la educación y la delincuencia requieren respuestas coordinadas que van más allá del simple llamado para volver a los valores antiguos. Esto requiere un compromiso colectivo, de individuos, familias, comunidades e instituciones, para crear un entorno propicio para el desarrollo de los jóvenes.
En resumen, la conciencia actual de los desafíos éticos y sociales dentro de los jóvenes en Kinshasa puede ser una palanca para generar un cambio positivo. Al alentar una valoración reflejada de las virtudes africanas, al tiempo que reconoce y adapta nuestras respuestas a las realidades contemporáneas, podemos esperar emerger una nueva generación invertida en su comunidad y orgullosos de sus raíces. Tal enfoque, aunque es necesario, tendrá que hacerse en la comprensión y la empatía, abogando por un diálogo constructivo en lugar de imponer ideales. Por lo tanto, es quizás que se puedan construir los puentes hacia una sociedad más unida y más respetuosa.