** PROROGACIÓN DEL ESTADO DEL ASIE: Temas y perspectivas para la DRC **
El 21 de mayo de 2025, el presidente Félix-Antoine Tshisekedi extendió el estado de asedio durante un período de North Kivu e Iruri por un período de 15 días, una decisión notificada por orden, y que fue parte de un contexto de violencia persistente en el este de la República Democrática de Congo (DRC). Este gesto, banal cuando se anuncia, sin embargo, plantea preguntas profundas sobre la situación de seguridad, el gobierno local y el bienestar de las poblaciones afectadas.
El estado de asedio, diseñado como una herramienta para lidiar con situaciones de emergencia de seguridad, se proclamó inicialmente en mayo de 2021. Desde entonces, parece enfrentarse a desafíos importantes, en particular la ocupación de las fuerzas ruandesas y sus aliados M23, que incluyen violaciones repetidas de derechos humanos y daños a la vida diaria de los civiles. Los informes de las organizaciones locales e internacionales dejan poco espacio para la duda: las condiciones se deterioran, especialmente en ciudades estratégicas como Goma, donde la ira de la población parece aumentar.
A la luz de estos eventos, es relevante cuestionar la efectividad de la extensión del estado de asedio. Si esta medida a menudo está justificada por la necesidad de restaurar la seguridad, es necesario preguntarse si los resultados esperados están allí. ¿El fortalecimiento de la autoridad militar en estas regiones marcada por la inestabilidad no sopesan los temores sobre ninguna deriva autoritaria? Los testimonios de víctimas civiles de violencia militar plantean problemas legítimos sobre la protección de los derechos fundamentales en un contexto ya frágil.
El desafío de gobernanza también está en la agenda. Las reacciones de los funcionarios electos locales, a menudo amurallados en debates políticos interminables, reflejan una incapacidad para enfrentar unificadas frente a una crisis que requiere una respuesta rápida y coherente. La adopción de medidas legislativas a favor del estado de asedio dentro de las dos cámaras del Parlamento no fue suficiente para garantizar la legibilidad y la aplicación de medidas de seguridad en el terreno. Por lo tanto, surge la pregunta: ¿cómo garantizar un equilibrio entre la autoridad estatal y los derechos de los ciudadanos en tiempos de crisis?
Además, el estado de asedio debe estar acompañado por un deseo de reformas estructurales para abordar las raíces de los conflictos en el este de la RDC. Los problemas vinculados a los recursos naturales, el origen étnico y las rivalidades regionales requieren un enfoque político inclusivo. ¿No es hora de establecer diálogos nacionales, que involucren a todos los interesados, para facilitar la reconciliación y la cohesión social en las provincias afectadas?
Es innegable que las medidas inmediatas son necesarias para proteger a las poblaciones vulnerables. Sin embargo, la extensión del estado de asedio plantea preocupaciones sobre la necesidad de un enfoque global, no solo integrando acciones militares, sino también estrategias de desarrollo sostenibles destinadas a restaurar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones.
En conclusión, la situación en la RDC es compleja y requiere atención continua. Si la extensión del estado de asedio puede considerarse como una respuesta a una crisis inmediata, es esencial una reflexión más amplia sobre los medios para garantizar la seguridad, la paz y el desarrollo humano. El futuro de estas regiones se basa en un enfoque que combina la seguridad, la ley humana y el desarrollo, lo que hace posible abrir formas a un futuro más sereno para sus habitantes. La pregunta sigue siendo: ¿Qué acciones concretas veremos que surgen de los tomadores de decisiones para transformar esta situación crítica en una oportunidad para un cambio positivo?