** Examen estatal en tiempos de crisis: desafíos y esperanzas en el este de la República Democrática del Congo **
El 2 de junio de 2025, a pesar de un tiempo de contexto seguro en el este de la República Democrática del Congo (RDC), las pruebas preliminares de los exámenes estatales comenzaron en los territorios dominados por la Alianza del Río Congo (M23), especialmente en el norte de Kivu. Este momento de escolarización es crucial para 31,381 finalistas, de los cuales casi el 45.7 % son niñas, lo que testiza una participación significativa de las mujeres en un entorno a menudo percibida como desfavorable para su educación.
### Un contexto complejo
La situación de seguridad prevaleciente en la región plantea preguntas fundamentales sobre la capacidad de los actores estatales y locales para garantizar condiciones favorables para la educación. Las tensiones entre los diferentes grupos armados, así como las repercusiones humanitarias del conflicto, tienen repercusiones directas en el sistema educativo: acceso limitado a las escuelas, dificultades logísticas para garantizar el funcionamiento suave de los exámenes y las constantes preocupaciones sobre la seguridad de los estudiantes.
Sin embargo, el lanzamiento de las pruebas oficiales tuvo lugar en el Goma Industrial Technical Institute, en presencia de Amani Shadrack, vicegobernador designado por el M23, que destacó el compromiso de iniciativas como la de UNICEF para la logística del equipo de examen. Esto plantea la cuestión de la naturaleza de las asociaciones educativas en un contexto de crisis: ¿pueden realmente funcionar cuando están entrelazados con estructuras políticas en el conflicto?
### esperanzas de un futuro mejor
Los 31,381 candidatos, repartidos en 102 centros, son un reflejo de un sistema educativo que trata de sobrevivir y adaptarse a las dificultades. La diversidad de asuntos en el programa, que van desde la disertación hasta la práctica profesional, refleja el deseo de proporcionar educación holística a pesar de las circunstancias opuestas. Esto establece un cierto nivel de esperanza para estos jóvenes, que aspiran a un futuro mejor, incluso en un entorno inestable.
El hecho de que 14,381 niñas participen en estos exámenes es en sí misma una señal positiva. ¿Demuestra un cambio de actitud dentro de las comunidades hacia la educación de las mujeres? ¿Qué mecanismos facilitan o ralentizan esta evolución? ¿Deberían los niños y las niñas compartir oportunidades justas, incluso en tiempos de conflicto? Las respuestas a estas preguntas podrían alimentar políticas educativas más inclusivas.
### Desafíos y desafíos persistentes
Sin embargo, los desafíos siguen siendo numerosos. La gobernanza de la educación en los territorios controlados por el M23 plantea preguntas sobre la legitimidad de las autoridades establecidas y su capacidad para organizar los exámenes con imparcialidad. ¿Cómo garantizar que estas pruebas sean realmente equitativas? La participación del M23 en la logística de los exámenes también puede despertar los temores sobre una politización de la educación.
Además, el establecimiento de un centro de examen en Kigali, Ruanda Capital, cuestiona la dinámica regional. ¿Es esta decisión el resultado de la necesidad de un entorno más seguro, o muestra nuevas alianzas o tensiones entre los dos países? ¿Podría esta apertura al exterior ser prevista como un modelo para la cooperación educativa frente a las crisis recurrentes?
### Conclusión
Si bien los estudiantes finalistas de North Kivu reciben sus notas de un sistema educativo que lucha por persistir, es imperativo reflexionar sobre las implicaciones más amplias de tales iniciativas en tiempos de crisis. ¿Cómo pueden los actores locales e internacionales acercarse a fortalecer no solo el acceso a la educación, sino también a su integridad? El desafío de los exámenes estatales en este contexto frágil requiere un diálogo renovado entre todas las partes interesadas (instituciones, comunidades y estudiantes) para considerar un futuro en el que la educación sería un puente hacia la paz en lugar de un vector de desigualdad.
Este evento, si está anclado en un marco particular, ofrece una preciosa oportunidad para redefinir las prioridades educativas, al tiempo que ofrece la esperanza necesaria para una generación que aspira a construir un futuro, a pesar de las cicatrices del pasado.