En el bullicio de Times Square, en el corazón de Nueva York, se vivió un acontecimiento extraordinario que impactó en todo el mundo. El maestro de ajedrez Onakoya rompió el récord establecido en 2018 por un dúo noruego al jugar durante increíbles 60 horas seguidas. Acompañado por el maestro internacional estadounidense Shawn Martínez, Onakoya demostró una tenacidad impresionante y un dominio excepcional del juego, superando limitaciones físicas y mentales para alcanzar su objetivo.
Pero este logro va más allá de una simple proeza deportiva. Onakoya tenía una misión más importante: recaudar fondos para proporcionar acceso a la educación a los niños desfavorecidos de África. Su compromiso con esta noble causa conmovió a muchos espectadores, que siguieron con admiración cada uno de sus movimientos.
Cuando el tiempo parecía detenerse, la solidaridad creció. En la página de recaudación de fondos, las donaciones aumentaron significativamente, alcanzando más de 114.000 dólares, que se convirtieron en más de 131 millones de naira, para alegría de Onakoya y sus seguidores. Aunque no se alcanzó completamente el objetivo inicial de 1 millón de dólares, este paso sigue siendo una victoria simbólica para la causa de la educación en África.
Las repercusiones de esta hazaña resonaron más allá del tablero de ajedrez. El presidente Bola Tinubu expresó su agradecimiento a Onakoya y elogió su valentía, determinación y desinterés en beneficio de la educación de los jóvenes africanos. Este reconocimiento destaca la importancia de demostrar resiliencia, confianza en sí mismo e ingenio para inspirar a toda una generación.
Al desafiar los límites de lo posible, Onakoya ha trazado un camino brillante hacia un futuro en el que todos los niños, sin importar su origen, tendrán la oportunidad de perseguir sus sueños a través de la educación. Su hazaña será recordada como un símbolo de esperanza y solidaridad, invitando a todos a contribuir, a su manera, a la construcción de un mundo más justo y equitativo.
En el eco de sus jugadas de ajedrez resuena el mensaje de Onakoya: juntos podemos marcar la diferencia y abrir las puertas de la educación a todos los niños, reafirmando así el inestimable valor de cada individuo en la construcción de un futuro mejor para todos.