La urgencia de proteger nuestras escuelas en el Beni: detener la violencia contra los estudiantes

En el año 2024, la ciudad de Beni se ve sacudida por una ola de violencia que amenaza la seguridad y la integridad de los estudiantes. Ante esta alarmante situación, el Parlamento de la Juventud de Beni ha emitido un llamamiento urgente a las autoridades para detener los ataques a las escuelas durante las recientes manifestaciones públicas.

Los días 22 y 23 de abril marcaron un episodio alarmante, con grupos de manifestantes jóvenes irrumpiendo en escuelas y agrediendo violentamente a estudiantes con proyectiles. Estos actos, calificados como barbarie por el presidente del Parlamento Juvenil de Beni, Samuel-Don Katembo Sekanabo, han conmocionado a la población y resaltan la urgencia de proteger a los jóvenes estudiantes.

La inviolabilidad de las escuelas es un principio fundamental que debe ser salvaguardado a toda costa. Los ataques a instituciones como el Instituto Kisungu y el Instituto Bungulu plantean serias interrogantes sobre las motivaciones detrás de estos actos de violencia. ¿Por qué dirigir la ira hacia lugares de aprendizaje, pilares de conocimiento y desarrollo, en medio de demandas sociales y políticas?

Samuel-Don Katembo Sekanabo insta a las autoridades a tomar medidas enérgicas para castigar a los responsables y prohibir cualquier manifestación que ponga en peligro la seguridad en las escuelas. Subraya la importancia de la responsabilidad individual y colectiva de los jóvenes en sus acciones, recordando que la violencia nunca es justificable, y mucho menos cuando se dirige contra instituciones educativas.

Las escuelas son espacios sagrados donde se construye el futuro de la sociedad. Proteger y respetar estas instituciones es fundamental para garantizar un entorno seguro para el aprendizaje. Los ataques a escuelas en Beni son inaceptables, y es crucial que la sociedad se una para condenar estos actos y promover la paz y la seguridad, especialmente para las generaciones más jóvenes.

Preservar la dignidad e integridad de las escuelas debe seguir siendo una prioridad absoluta, más allá de las diferencias y demandas legítimas. Cada ataque a estas instituciones socava el tejido mismo de nuestra sociedad y compromete nuestro futuro común. Es hora de unir fuerzas y levantar nuestras voces para proteger nuestras escuelas, nuestros niños y nuestro destino colectivo.

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