La IA, o Inteligencia Artificial, es un avance tecnológico importante que despierta fascinación y preocupación. Y según una reciente publicación en el blog de la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, el impacto de la IA en el empleo podría aumentar la desigualdad, particularmente en las economías avanzadas.
Según Georgieva, casi el 40% del empleo mundial está expuesto a la IA. Mientras que las automatizaciones anteriores afectaban principalmente a tareas rutinarias, la IA tiene la capacidad de afectar a trabajos altamente cualificados. Esto significa que las economías avanzadas están más expuestas a los riesgos de la IA, pero también tienen más oportunidades que explotar que las economías emergentes y los países de bajos ingresos.
Se espera que los mercados emergentes y los países de bajos ingresos vean una menor exposición a la IA, con un impacto previsto del 40% y el 26%, respectivamente. Esto sugiere que las economías emergentes y en desarrollo sentirán menos los efectos disruptivos de la IA.
Estas preocupaciones respaldan las advertencias de muchos oradores que piden una regulación estricta de la IA, al tiempo que destacan la mayor dependencia de las empresas de esta tecnología.
Una encuesta de PwC a directores ejecutivos en el Foro Económico Mundial en Davos encontró que una cuarta parte planeaba reducir su fuerza laboral en al menos un 5% debido a la IA. Sin embargo, es mucho más probable que los directores ejecutivos que han adoptado la potenciación de la IA dentro de sus empresas anticipen su potencial transformador durante los próximos 12 meses y 3 años.
El informe del FMI también destaca la necesidad de que las economías avanzadas den prioridad a la innovación y la integración de la IA al tiempo que desarrollan marcos regulatorios sólidos. Se alienta a las economías emergentes y en desarrollo a invertir en infraestructura digital y formar una fuerza laboral digitalmente competente.
En resumen, la IA tiene el potencial de transformar el mercado laboral global, pero también de empeorar la desigualdad económica. Se necesitarán una regulación eficaz e inversiones específicas para aprovechar plenamente los beneficios de la IA y al mismo tiempo minimizar los efectos negativos sobre el empleo.