La reciente disputa entre el presidente ruandés Paul Kagame y el ejército sudafricano sobre la intervención en el Congo ha provocado fuertes reacciones en la región de los Grandes Lagos. Mientras Kagame defiende al M23 como defensor de los derechos de los tutsis congoleños, las autoridades congoleñas han calificado al movimiento de «terrorista» y señalan a Ruanda como su principal valedor.
Esta crisis plantea profundas preguntas sobre las relaciones regionales en África y la complejidad de las cuestiones políticas. Si bien Sudáfrica sigue comprometida con la República Democrática del Congo, Ruanda insiste en su posición apoyando al M23. Las tensiones persisten, con acusaciones de persecución y discursos de odio por ambas partes.
La mediación del angoleño João Lourenço podría ofrecer una oportunidad de diálogo entre Félix Tshisekedi y Paul Kagame. Sin embargo, la RDC exige medidas concretas a Ruanda para retirar sus tropas y dejar de apoyar al M23, calificado de grupo terrorista.
Esta situación pone de relieve los desafíos de la región de los Grandes Lagos y la necesidad de una cooperación regional más sólida para garantizar la estabilidad y la paz. Las negociaciones en curso entre las partes son cruciales para el futuro de la región y para la resolución de conflictos persistentes.