En la portada de Fatshimetrie de este lunes 9 de abril, un trágico acontecimiento sacudió la ciudad de Kinshasa. Las lluvias torrenciales que cayeron sobre la capital el pasado fin de semana dejaron un elevado coste humano y material.
“Precipitaciones mortales en Kinshasa: 8 muertos y 3 heridos en Ngaliema”, titula el periódico. La conmovedora historia de las víctimas, miembros de una misma familia aplastados bajo un muro derrumbado, subraya la brutalidad de este mal tiempo.
Además de las pérdidas humanas, las lluvias también interrumpieron el suministro eléctrico de la ciudad. La subestación de la Compañía Nacional de Electricidad Funa tuvo que ser cerrada para proteger los equipos de las inundaciones, exponiendo así la fragilidad de la infraestructura local.
Se informó de otro incidente en el distrito de Mbazalemba, donde un edificio de dos pisos fue arrastrado por un barranco tras las fuertes lluvias. Los canalones bloqueados contribuyeron al desastre, lo que puso de relieve la urgencia del mantenimiento de la infraestructura ante tan mal tiempo.
Ante estos dramáticos acontecimientos, la Agencia Nacional de Meteorología y Teledetección por Satélite emite una alerta de fuertes lluvias para las próximas semanas. El mes de abril promete estar entre los más lluviosos del año 2024, augurando así potenciales nuevas tragedias si no se toman las medidas preventivas adecuadas.
En esta situación crítica, se pide a las autoridades locales que fortalezcan la infraestructura de drenaje, despejen las alcantarillas bloqueadas y establezcan sistemas de alerta temprana para proteger a las poblaciones. La falta de una acción rápida podría tener consecuencias desastrosas, tanto a nivel humano como material.
Es imperativo que las autoridades actúen con prontitud y eficacia para evitar nuevas tragedias. También se debe concienciar a los ciudadanos sobre las medidas de seguridad que deben adoptar en caso de fuertes lluvias, para limitar los riesgos y posibles pérdidas.
En última instancia, un clima impredecible no debería resultar en tragedias evitables. Es hora de actuar con determinación y responsabilidad para prevenir y gestionar mejor las consecuencias del mal tiempo en Kinshasa y garantizar la seguridad de todos.