La escasez de agua es un problema acuciante que ha afectado a Marruecos en los últimos años. Dado que los efectos del cambio climático exacerban la situación, el país se enfrenta a una grave crisis de agua. De hecho, según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), se prevé que Marruecos alcance un nivel extremadamente alto de estrés hídrico en 2040.
Esta alarmante situación ha llevado al gobierno marroquí a tomar medidas. Recientemente se presentó un plan de emergencia para afrontar la crisis del agua. El plan incluye un presupuesto de $14 mil millones para el Programa Nacional de Abastecimiento de Agua Potable y Riego (PNAEPI 2020-2027). Esta asignación sustancial se utilizará para acelerar proyectos a mediano plazo destinados a mejorar el suministro de agua y los sistemas de riego.
Una de las iniciativas clave del plan es la construcción de una nueva estación desalinizadora de agua de mar en la región de Dajla. Con un presupuesto de 250 millones de dólares, se espera que esta estación esté operativa en junio de 2025. Proporcionará agua potable muy necesaria a la ciudad de Dakhla y sus alrededores. Este proyecto refleja el compromiso del gobierno para encontrar soluciones sostenibles a la crisis del agua.
Además de la estación desalinizadora, se acelerarán varios otros proyectos para aumentar la disponibilidad de agua en el país. Esto incluye la construcción de represas, la interconexión de cuencas, la implementación de plantas desalinizadoras de agua de mar y la reutilización de aguas residuales depuradas. Estas iniciativas apuntan no sólo a abordar la escasez inmediata de agua sino también a promover la gestión y conservación eficiente del agua a largo plazo.
La crisis del agua en Marruecos tiene implicaciones de amplio alcance, particularmente para el sector agrícola. La agricultura es el mayor consumidor de agua del país, lo que la hace muy vulnerable a la escasez de agua. Por lo tanto, encontrar métodos innovadores de riego y promover prácticas de ahorro de agua en la agricultura será esencial para mitigar el impacto de la crisis en la producción de alimentos y los medios de vida rurales.
El plan de emergencia del gobierno marroquí demuestra su compromiso de afrontar frontalmente la crisis del agua. Al invertir en infraestructura y promover prácticas sostenibles, el objetivo es garantizar un suministro de agua fiable para la población y la economía. Sin embargo, es crucial que los individuos, las comunidades y las industrias también desempeñen su papel en la conservación del agua y su uso responsable.
En conclusión, la crisis del agua en Marruecos es una cuestión apremiante que requiere atención y acción inmediatas. El plan de emergencia del gobierno, con su importante asignación presupuestaria y su enfoque en proyectos sostenibles, es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, abordar la crisis del agua requerirá un esfuerzo colectivo de todas las partes interesadas para garantizar la disponibilidad a largo plazo y el uso eficiente de los recursos hídricos.