En el panorama político global, ciertos líderes destacan por la longevidad de su poder. Estos líderes, que tienen en común una presencia en la cima del estado durante décadas, plantean interrogantes sobre la democracia y los límites del poder presidencial.
Entre estas figuras emblemáticas encontramos a Teodoro Obiang Nguema, presidente de Guinea Ecuatorial desde 1979. Su reinado ininterrumpido de 45 años lo convierte en uno de los líderes con más años de mandato en el mundo. Su propensión a retener el poder le ha valido el apodo de «Corea del Norte de África», lo que ilustra el estricto control que se ejerce sobre el país.
Asimismo, Paul Biya, al frente de Camerún durante 41 años, ostenta el título de líder electo de mayor edad del mundo. Su reinado, marcado por las críticas a la gestión del país, plantea interrogantes sobre la transición democrática en la región.
En Uganda, Yoweri Museveni gobierna desde 1986, con un total de 37 años en el poder. Su reciente y cuestionada reelección para un sexto mandato genera preocupación sobre la evolución democrática del país.
Desde una perspectiva europea, Alexander Lukashenko, presidente de Bielorrusia durante 29 años, es el líder con más años en el cargo en el continente. Su permanencia en el poder, a pesar de las protestas populares, cuestiona la resistencia de los regímenes autoritarios.
En Rusia, Vladimir Putin, después de 24 años en el cargo, está en camino de convertirse en el líder con más años de servicio en Europa del Este. Su reciente reelección sienta las bases para tres décadas de dominio político, lo que generó debates sobre la democracia en Rusia.
Estos ejemplos ilustran la complejidad de los sistemas políticos donde la concentración prolongada del poder en manos de un solo individuo plantea interrogantes sobre la legitimidad, la democracia y la gobernanza. Estos largos mandatos son a la vez un reflejo de las realidades políticas de cada país y un símbolo de los desafíos que enfrentan las sociedades democráticas.