En la comuna rural de Kanyabayonga, situada en el territorio de Lubero, en Kivu del Norte, se vislumbra una situación delicada: varias escuelas acogen a desplazados obligados a huir de los enfrentamientos entre las fuerzas armadas (FARDC) y los rebeldes del M23 en las zonas vecinas de Rutshuru y Masisi . Los estudiantes de las escuelas primarias de Vuvogho, Rwindi, Amani, Maendeleo, así como los del Instituto Furaha, comparten ahora sus aulas con estas poblaciones desplazadas.
La vida cotidiana de estos estudiantes está patas arriba: los desplazados liberan temporalmente las aulas por la mañana para los estudiantes, antes de volver a ocuparlas después de clases. Esta convivencia forzada perturba el funcionamiento normal de las escuelas, poniendo en peligro la calidad de la educación impartida.
Según el coronel Alain Kiwewa, administrador del territorio de Lubero, la situación de los desplazados es alarmante: «Algunos de ellos viven con familias de acogida, en iglesias, y otros se han apoderado de las escuelas de Kanyabayonga. Estas personas se encuentran en una situación de vida extremadamente difícil. condiciones, especialmente porque en Kanyabayonga hay un importante problema de suministro de agua».
La comuna rural de Kanyabayonga cuenta actualmente con un número importante de personas desplazadas, principalmente mujeres y niños, incluidas algunas mujeres embarazadas. Estas personas huyeron de los enfrentamientos en las localidades de Kirima, Somikivu, Bwalanda, Kibingu y Kibirizi y piden urgentemente una intervención humanitaria para satisfacer sus necesidades básicas.
Esta situación resalta la urgencia de brindar asistencia adecuada a estas poblaciones vulnerables, al tiempo que resalta los desafíos que enfrentan las escuelas en la región de Kanyabayonga. Es crucial que las autoridades y las organizaciones humanitarias actúen de manera concertada para responder a esta crisis humanitaria y garantizar un entorno de aprendizaje seguro y propicio para todos los niños de la región.