Es fascinante observar la evolución de las políticas y la moral en un país como Arabia Saudita, anclado en tradiciones centenarias mientras busca abrirse al mundo moderno. La sorprendente historia de la abolición de la venta de alcohol por parte del rey Abdulaziz en 1951, tras un trágico incidente, revela la complejidad de los cambios que se están produciendo en este reino.
La reciente apertura de la primera licorería de Arabia Saudita, ubicada en el Barrio Diplomático de Riad, es un reflejo del impulso del Príncipe Heredero Mohammed bin Salman para transformar el país. Esta tienda reservada exclusivamente a los diplomáticos no musulmanes es un primer paso hacia una profunda reforma económica y social iniciada por el príncipe.
Descrito como una boutique de lujo con una atmósfera similar a la de una tienda libre de impuestos de un aeropuerto, este lugar ofrece una selección limitada de licores, vinos y cervezas. Los invitados deben presentar sus documentos de identidad diplomáticos y colocar sus teléfonos en los bolsillos para evitar la entrada excesiva de alcohol, monitoreados por una aplicación móvil.
En el pasado, la importación de alcohol se restringía a métodos diplomáticos o clandestinos, exponiendo a los infractores a penas severas. Sin embargo, las reformas iniciadas por el Príncipe Mohammed y el Rey Salman han allanado el camino para cambios significativos. La apertura de cines, la autorización a las mujeres para conducir y la organización de festivales de música demuestran la voluntad de relajar las estrictas normas en este reino conservador.
Estas transformaciones suscitan debates y reflexiones sobre los valores y la identidad de la sociedad saudita. Arabia Saudita se encuentra en una encrucijada de su historia y busca equilibrar el respeto por las tradiciones y la modernización. La licorería no es sólo un lugar de venta, sino un símbolo de los cambios que se están produciendo en un país que cambia rápidamente.