El 18 de diciembre de 2023, una devastadora explosión sacudió el puerto de Conakry, en Guinea, dejando más de 200 heridos y al menos 18 muertos. El depósito de combustible de Kaloum, situado en el corazón de la península, resultó gravemente dañado, dejando tras de sí un paisaje de desolación.
Las imágenes de satélite obtenidas por la unidad Info Verif de RFI permiten visualizar la magnitud de los daños. Las fotografías captadas por la constelación de satélites Pléiades Néo del Airbus DS europeo revelan más de diez tanques de almacenamiento completamente destruidos. La explosión parece haber ocurrido en la parte occidental de la terminal, mientras que los tres tanques del este permanecen en pie pero dañados.
La columna de humo negro que se elevaba desde el depósito de combustible era tan densa que era visible desde el espacio. Según la agencia Carta Internacional sobre el Espacio y los Grandes Desastres, más de 6.000 personas y 3.600 edificios estuvieron expuestos a este humo tóxico. Afortunadamente, las imágenes de satélite del 20 de diciembre revelan una clara reducción del humo, lo que indica el comienzo de una vuelta a la normalidad.
Desafortunadamente, esta explosión no sorprende a nadie. Desde hace varios años se expresa preocupación por la presencia del depósito de combustible en el corazón de la ciudad. Incluso se mencionaron planes para trasladar el depósito a Moribayah, pero no se habían tomado medidas concretas. Hoy en día, varios miles de personas siguen viviendo cerca del depósito de petróleo, lo que plantea serias dudas sobre la seguridad y la protección.
Ante esta catástrofe, el jefe de la transición en Guinea, el coronel Mamadi Doumbouya, declaró tres días de luto nacional en homenaje a las víctimas. También se han creado centros de acogida y refugios temporales para ayudar a las personas que lo han perdido todo.
Esta trágica explosión en el depósito de combustible de Conakry es un cruel recordatorio de los riesgos asociados a la negligencia en materia de seguridad y planificación urbana. Es esencial aprender lecciones de este desastre y tomar las medidas necesarias para evitar tragedias similares en el futuro.
Ha llegado el momento de repensar la ubicación de infraestructuras críticas, como los depósitos de combustible, para garantizar la seguridad de las poblaciones y prevenir accidentes. Es necesario exigir vigilancia y transparencia para evitar más tragedias de este tipo. Guinea y otros países afectados deben asumir sus responsabilidades y actuar rápidamente para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
Esta tragedia pone de relieve una vez más la importancia de una planificación urbana eficaz y una gestión responsable de las infraestructuras críticas. Las autoridades deben trabajar junto con los expertos de la industria para garantizar que este tipo de accidentes no se repitan en el futuro. La seguridad ciudadana debe ser la máxima prioridad.
En conclusión, la explosión del depósito de combustible de Conakry es un claro recordatorio de las trágicas consecuencias de la negligencia en materia de seguridad. Es fundamental que las autoridades actúen rápidamente y tomen las medidas necesarias para evitar más desastres de este tipo. La seguridad de la población debe situarse en el centro de las prioridades y deben adoptarse medidas concretas para garantizar un futuro seguro y pacífico.