La ceguera de la comunidad internacional ante la corrupción durante las elecciones presidenciales en Madagascar
El día después del anuncio de la victoria de Andry Rajoelina en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Madagascar, la asociación anticorrupción Transparencia Internacional denuncia la ceguera de los observadores internacionales y la complacencia de la comunidad internacional durante todo el proceso electoral.
Según Transparencia Internacional, estas elecciones estuvieron marcadas por «un triunfo de la corrupción, el dinero y la complacencia sobre la democracia», y supuestamente se orquestó y perpetró una «violación electoral» con pleno conocimiento de los hechos.
Los observadores internacionales son directamente criticados por su conclusión de que las pocas irregularidades observadas no pusieron en duda la credibilidad de las elecciones. Para algunos, es una necesidad evitar incendiar un país donde la situación ya es muy tensa. Pero para Transparencia Internacional esto es complacencia y conveniencia.
También se señala a la comunidad internacional. Se la acusa de haber sobreestimado su capacidad de influencia y de responsabilizar en este asunto a personas equivocadas. Según algunos diplomáticos, la situación no puede resolverse mediante una intervención extranjera y la responsabilidad recae más bien en la debilidad de la conciencia cívica colectiva y la miseria ambiental.
Es innegable que estas acusaciones de Transparencia Internacional plantean dudas sobre la credibilidad de los resultados electorales en Madagascar y la participación de actores internacionales en el proceso democrático. Es necesario examinar cuidadosamente la situación y implementar medidas para combatir la corrupción y promover una democracia real en el país.
En conclusión, es esencial que la comunidad internacional, los observadores y los actores políticos locales trabajen juntos para mejorar el proceso electoral en Madagascar y garantizar la transparencia, integridad y legitimidad de futuras elecciones. La lucha contra la corrupción y la promoción de la democracia deben ser prioridades absolutas para garantizar un futuro mejor en Madagascar.