“Las divisiones dentro de la UE por la coalición anti-hutíes en el Mar Rojo están poniendo en peligro la economía europea”

Las recientes tensiones en el Mar Rojo han puesto de relieve los desafíos que enfrenta la Unión Europea (UE) para lograr una posición unificada sobre las políticas de Oriente Medio, particularmente en respuesta a la coalición naval liderada por Estados Unidos contra los ataques hutíes. Eugenio López, un economista español, destaca las divisiones entre los estados miembros de la UE, destacando la dificultad de establecer un enfoque occidental cohesivo ante esta situación.

La propuesta estadounidense de formar una coalición marítima internacional para proteger las rutas marítimas de los ataques de los hutíes respaldados por Irán no ha obtenido un apoyo unánime dentro de la UE. Mientras Estados Unidos y Reino Unido se han solidarizado en esta operación, España, así como otros países de la UE como Italia y Francia, han adoptado una postura cautelosa y evasiva.

La decisión de España de no unirse a la Operación Guardián de la Prosperidad encabezada por Washington contra los hutíes se ha mantenido firme, incluso frente a la creciente presión de Estados Unidos. El gobierno español, encabezado por la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha dejado claro que no participará militarmente en el Mar Rojo. A pesar de los ataques de Estados Unidos y el Reino Unido contra los hutíes, la Unión Europea ha sugerido que los estados miembros lleven a cabo operaciones militares en la región, pero España, junto con algunos otros países de la UE, se abstienen de apoyar tales acciones.

López destaca el desafío inherente de lograr la unidad dentro de la UE debido a los diferentes sistemas políticos y estrategias diplomáticas de sus 27 estados miembros. Insiste en que los países de la UE son cautelosos a la hora de ponerse bajo el control de las fuerzas militares estadounidenses, y sus variadas posiciones subrayan la complejidad de formar una política exterior cohesiva en Oriente Medio.

La inestabilidad en el Mar Rojo no es sólo una cuestión de preocupación geopolítica, sino que también tiene implicaciones económicas. Según los medios españoles, la crisis podría suponer un riesgo para la economía de España y Europa, con estimaciones que indican pérdidas potenciales de hasta 135 mil millones de euros en el comercio entre España y Asia. Las crecientes tensiones han provocado un aumento de los costos del transporte, lo que ha impactado el comercio marítimo entre Asia y Europa. El conflicto ha obligado a los buques de carga a evitar el Canal de Suez y tomar una ruta más larga hasta el Cabo de Buena Esperanza, aumentando el tiempo y los costos del comercio marítimo.

López sostiene que los recientes ataques de Estados Unidos y el Reino Unido han intensificado el conflicto y perturbado aún más el comercio marítimo mundial, lo que subraya la necesidad de un enfoque cuidadoso y reflexivo para enfrentar estos complejos desafíos geopolíticos y económicos.

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