El pasado 21 de noviembre, la ciudad de Lubumbashi, situada en la provincia de Haut-Katanga en la República Democrática del Congo, fue escenario de un hecho cuanto menos insólito. En el centro de la ciudad, miembros de una secta religiosa destruyeron la estatua del león que se encontraba orgullosamente frente al edificio Lipamu en el bulevar Mzee Kabila. Luego la reemplazaron por otra estatua que representaba un leopardo, antes de que la policía interviniera para retirarla.
Los autores de este acto de vandalismo eran seguidores de una secta local radicada en el distrito de Kamasaka de la comuna de Anexo en Lubumbashi. Vestidos con sotanas blancas y ropas de color leopardo, actuaron bajo el liderazgo de su profeta. Armados con martillos, dos de ellos destruyeron la estatua del león ante las miradas atónitas de los testigos presentes. Mientras tanto, los otros miembros estaban haciendo encantamientos.
Alertados, los servicios de seguridad intervinieron rápidamente y los perpetradores fueron arrestados. Llevados ante el gobernador provincial, explicaron que su acto estaba motivado por un mensaje divino. Según su profeta, la estatua del león albergaba un espíritu maligno que impedía a las autoridades provinciales trabajar correctamente.
El gobernador de Haut-Katanga condenó enérgicamente este acto de vandalismo y ordenó que los responsables comparecieran ante la justicia. La policía también retiró la nueva estatua erigida por la secta.
Esta destrucción provocó fuertes reacciones entre la población de Lubumbashi. Muchos se preguntan cómo se pudo cometer un acto así a plena luz del día, cerca de una comisaría de policía. Las autoridades competentes tendrán que arrojar luz sobre este fallo de seguridad y tomar las medidas necesarias para evitar incidentes de este tipo en el futuro.
Este asunto también pone de relieve la presencia de sectas religiosas controvertidas en la sociedad congoleña. Es fundamental concienciar sobre los peligros de estos grupos que pueden llevar a acciones extremas y antisociales.
En conclusión, el acto de destrucción de la estatua del león en Lubumbashi por una secta religiosa suscitó asombro y enojo. Es crucial fortalecer la seguridad y crear conciencia sobre los peligros de estos grupos extremistas. La justicia tendrá que hacer su trabajo para que tales actos no queden impunes.