«El juicio contra el ex presidente mauritano Mohamed Ould Abdel Aziz sigue entusiasmando a la multitud. Los argumentos de la defensa terminaron en un clima de tensión, con la intervención de los abogados de los coacusados del ex jefe de Estado. Entre los acusados, se encuentran ex primeros ministros, altos cargos civiles sirvientes y empresarios, todos sospechosos de malversación y corrupción.
Los abogados defensores rechazaron enérgicamente los cargos contra sus clientes, se declararon inocentes y señalaron la falta de pruebas incriminatorias. Afirman que sus clientes siempre han respetado la ley y la ley, y critican la falta de transparencia de la fiscalía.
Por otra parte, la defensa del exjefe de Estado se basó en el artículo 93 de la Constitución mauritana para cuestionar la legalidad del proceso. Según ellos, un presidente no debería ser juzgado por actos cometidos durante su mandato, salvo alta traición. Sin embargo, este argumento es rechazado por la parte civil, que considera que un expresidente puede ser juzgado por delitos separables de su función presidencial.
La tensión es palpable cuando el juicio entra en su fase final. Las partes todavía tendrán una oportunidad de responder antes de que el tribunal se retire a deliberar y el juez dicte su veredicto final.
Este juicio despierta gran interés en el país y fuera de él, porque pone de relieve la cuestión de la lucha contra la corrupción y la impunidad de los líderes políticos. Mauritania enfrenta muchos desafíos socioeconómicos y es crucial garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de los líderes para el buen gobierno del país.
A la espera del veredicto final, la población mauritana sigue suspendida por el resultado de este juicio histórico, que podría tener importantes repercusiones en el panorama político y judicial».