La cara oculta de un intento de golpe de Estado en Kinshasa: la historia de una noche tumultuosa

En medio de las idas y venidas de la actualidad internacional, la ciudad de Kinshasa se vio sacudida por trágicos acontecimientos que mantuvieron en vilo a la población el domingo 19 de mayo. Una tensa llamada de atención en la que reinaba la incertidumbre tras el asalto al Palacio de la Nación y el ataque a la residencia de Vital Kamerhe, viceprimer ministro de Economía Nacional. Asaltantes con intenciones poco claras intentaron un golpe de estado, que fue rápidamente abortado, antes de ser detenidos en las horas siguientes. La vigilancia de las autoridades ha permitido restablecer la calma, pero las investigaciones continúan para dilucidar los entresijos de estos desastrosos actos.

Entre los protagonistas de este trascendental episodio se ha identificado a Christian Malanga y su hijo. Christian Malanga, figura eminente de la diáspora congoleña en Estados Unidos, a menudo vestido de uniforme, se presenta como el comandante de un movimiento llamado «Nuevo Zaire» y de un partido que fundó, el Partido Congoleño Unido (UCP). Su retórica antigubernamental es bien conocida y provoca fuertes reacciones dentro de la comunidad congoleña en el extranjero.

Las condenas no tardaron en llegar de todas partes. La Unión Africana, Estados Unidos, Lucha y MONUSCO condenaron unánimemente este intento de desestabilizar las instituciones congoleñas. El gobierno de turno también denunció firmemente este ataque, calificando el acto de «desestabilización de las instituciones del país» y subrayando que dos policías asignados a la guardia de Vital Kamerhe perdieron la vida en esta tragedia.

Ante esta preocupante situación, el gobierno anunció que se ejecutará la pena de muerte contra cualquier persona declarada culpable de participar en un movimiento insurreccional en el contexto de este fallido golpe de Estado. Una medida severa destinada a disuadir cualquier intento de desestabilizar el Estado congoleño.

En este contexto de tensión e incertidumbre, es fundamental preservar la estabilidad y la unidad de la República Democrática del Congo. Sólo el diálogo, el respeto de las instituciones y el Estado de derecho pueden garantizar un futuro pacífico y próspero para toda la población congoleña.

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