La diversidad y riqueza de la música africana ha sido relegada regularmente al segundo lugar en los rankings musicales mundiales. Cuando se publica una lista de los «100 mejores álbumes de todos los tiempos», destacando únicamente las producciones estadounidenses, resulta pertinente cuestionar la representatividad de estas selecciones. El arte musical es una forma de expresión subjetiva, imbuida de multiculturalismo y diversidad, reducirlos a una lista limitada puede percibirse como reduccionista y excluyente.
En esta dinámica, artistas y críticos musicales sudafricanos han expresado sus opiniones sobre la importancia y las limitaciones de dichos rankings. Zoë Modiga, reconocida músico, destaca la subjetividad inherente a la apreciación de la música. Destaca el carácter cuestionable de las clasificaciones que evitan las obras africanas, como la ausencia de representantes de la música del continente en la lista de Apple Music. Según ella, los criterios de selección y la falta de diversidad geográfica corrompen el carácter inclusivo de la música.
Para el artista Nakhane, la idea de comparar álbumes para establecer una jerarquía no tiene sentido. El arte, especialmente la música, es una experiencia personal y emocional que no puede reducirse a una clasificación binaria de “mejor o peor”. También resalta el peligro de estas listas que, al omitir la contribución de los artistas africanos, perpetúan una visión histórica sesgada y colonialista de la industria musical global.
Los álbumes seleccionados por artistas sudafricanos para una lista ideal resaltan la diversidad y profundidad de la música producida en el continente. Clásicos como «Zenizenabo: The Many Voices of Miriam Makeba» de Miriam Makeba, «The Best of the Black President» de Fela Kuti y «Heavenly» de Ladysmith Black Mambazo ocupan un lugar destacado, simbolizando la importancia de estas obras en el patrimonio musical africano.
En última instancia, las listas musicales mundiales no deben verse como verdades absolutas sino como instantáneas subjetivas y limitadas de la diversidad cultural y artística de nuestro mundo. El reconocimiento y la celebración de la música africana y sus artistas deberían estar en el centro de cualquier lista destinada a resaltar los tesoros musicales de la humanidad.