Fatshimetrie, 7 de junio – La reciente serie de ataques mortales atribuidos a los rebeldes de las ADF en el territorio de Beni, en Kivu del Norte, ha sumido a la sociedad civil en la angustia y la ira. En el espacio de tres días, 35 civiles fueron asesinados a sangre fría, sembrando el terror entre las poblaciones locales.
La escalada de violencia alcanzó su punto máximo con el último ataque en Makodu el 6 de junio, cuando siete civiles perdieron la vida y dos viviendas quedaron reducidas a cenizas. Esta barbarie ha obligado a muchas familias a huir de sus hogares, buscando desesperadamente refugio y seguridad.
Los días anteriores no fueron menos mortíferos, con macabros descubrimientos en Munuzi y a lo largo del río Loulo. Los testimonios relatan que las víctimas fueron encontradas atadas antes de ser ejecutadas. Las escenas de horror continúan, a pesar de la intervención militar destinada a contener los daños.
Lamentablemente, estos sangrientos ataques no son incidentes aislados. De hecho, 16 civiles fueron asesinados en Masau en circunstancias similares, con aldeanos tomados como rehenes, negocios saqueados y farmacias saqueadas. El terror interfiere en la vida cotidiana de los habitantes de Beni-Mbau que luchan por encontrar un respiro.
El número de víctimas es elevado, con 35 almas perdidas en sólo tres días. La indignación se está gestando en la sociedad civil, que exige medidas concretas de las autoridades militares para poner fin a estos abusos y proteger a los civiles. Es imperativo que se implementen estrategias efectivas para garantizar la seguridad de los residentes y restaurar la paz perdida hace mucho tiempo.
A la espera de una respuesta adecuada de las fuerzas armadas, las poblaciones de Beni-Mbau siguen presas del miedo y la incertidumbre, esperando que la luz ahuyente finalmente la oscuridad que ha caído sobre su territorio.