El distrito de Manjakaray de Antananarivo atraviesa actualmente grandes dificultades en términos de suministro de agua. La situación, ya precaria desde hace algún tiempo, ha empeorado en los últimos días con frecuentes cortes y un flujo en gran medida insuficiente. Los residentes se enfrentan así a días sin agua corriente, lo que perturba significativamente su vida cotidiana.
El encargado de la fuente pública, acostumbrado a suministrar agua a los residentes sólo por la noche, se sorprendió al ver la excepcional demanda a plena luz del día. Para los residentes, es un alivio bienvenido e incluso descrito como un milagro, ya que el agua ha sido muy escasa últimamente. Célestine, vecina del barrio, expresa cómo esta escasez afecta profundamente su organización diaria. Subraya que el ritmo de vida está completamente alterado, obligando incluso al encargado de la fuente a quedarse despierto por la noche para permitir que la gente llene sus latas.
La paradoja es sorprendente: si bien algunos se benefician del agua corriente en casa, se encuentran secos debido a los tiempos limitados de distribución. Francia, al salir de misa, explica lo difícil que es abastecer a su familia con cantidades tan escasas de agua. Esta insoportable situación les obliga a permanecer despiertos por las noches, esperando agua para tareas diarias como lavar la ropa o preparar la comida.
El mes de junio, tradicionalmente fuera del período de estiaje, es normalmente un período en el que las reservas de agua deberían ser suficientes para satisfacer las necesidades de la capital. Sin embargo, Jirama, la empresa nacional de distribución de agua, está atravesando dificultades relacionadas con el estado degradado de sus instalaciones. Esta tensión inusual en el suministro de agua revela fallas en el sistema de distribución, lo que afecta significativamente la vida cotidiana de los residentes.
En conclusión, la crisis del agua en Manjakaray pone de relieve un problema recurrente en Antananarivo, exacerbado por condiciones de suministro ya frágiles. Esta situación pone de relieve la necesidad de invertir en la mejora de las infraestructuras para garantizar un acceso estable al agua potable para todos los residentes de la capital malgache.