Fatshimetrie, 21 de julio de 2024 – Un momento de emoción y celebración artística marcó la velada de homenaje a Mi-Amor, griot-cantante de música tradicional de la tribu Songye, que tuvo lugar el sábado por la noche en Kinshasa. Este evento, organizado para conmemorar el primer aniversario de su desaparición, reunió a la comunidad songy y a personalidades de la capital congoleña.
En el centro de este homenaje, el objetivo era revivir la memoria de este talentoso griot, Mi-Amor, a través de sus canciones emblemáticas que marcaron la cultura Songye. La velada fue también una oportunidad para resaltar el papel esencial del artista en la preservación y transmisión del patrimonio cultural de su comunidad.
Mi-Amor, cuyo verdadero nombre es Hubert Mputu Ebondo, fue mucho más que un artista reconocido internacionalmente. Como educador y asesor, trabajó incansablemente para promover la cultura Songye en todo el mundo, ofreciendo un mensaje de esperanza y orgullo a su pueblo. Sus composiciones musicales, impregnadas de tradiciones y valores ancestrales, han llegado a un amplio público y han contribuido a promover la cultura congoleña a escala mundial.
Recordando el viaje excepcional de Mi-Amor, el diputado Eliezer Tambwe, miembro de la asociación sin ánimo de lucro Basokin, subrayó la importancia de preservar el patrimonio artístico dejado por el cantante de griot y de seguir promoviendo la música tradicional Songye. Su muerte dejó un vacío en el panorama cultural, pero su obra sigue siendo un testimonio vivo de la riqueza y diversidad del patrimonio congoleño.
La velada de homenaje a Mi-Amor fue una oportunidad para que la comunidad Songye se reuniera, compartiera recuerdos y celebrara la memoria de un artista extraordinario. Más allá de la tristeza de su fallecimiento, Mi-Amor dejó una preciosa herencia musical y cultural, un legado que seguirá inspirando a las generaciones futuras y alimentando el alma de la cultura Songye.
En este primer aniversario de su muerte, la llama de Mi-Amor sigue brillando en los corazones de quienes tuvieron la suerte de cruzarse en su camino, de vibrar al son de su voz y sus melodías atemporales. Permanece para siempre anclada en la historia de la música congoleña, como un faro que guía a generaciones a través de los valores y tradiciones de la cultura Songye. La leyenda de Mi-Amor perdura, inscrita en el canto y la memoria colectiva de todo un pueblo.