La lucha contra el “padrino” en la política: el polémico caso de Obaseki y Shaibu en Edo
La política es un campo de juego complejo donde las alianzas pueden cambiar de la noche a la mañana. Un ejemplo sorprendente de esta realidad ocurrió recientemente en Edo, donde el gobernador Godwin Obaseki y su adjunto Philip Shaibu se encontraron en una situación de confrontación política.
Durante su campaña de reelección, Obaseki prometió luchar contra el «padrino» en política, es decir, el control ejercido por figuras políticas poderosas sobre las decisiones tomadas por los líderes electos. Sin embargo, parece que la marea ha cambiado y que el propio gobernador se ha convertido en un “padrino” político.
Al menos eso es lo que afirma Philip Shaibu, uno de los principales aspirantes del Partido Democrático Popular (PDP) a gobernar Edo. Según él, Obaseki transformó su posición en un verdadero «padrino», intentando dictar sus decisiones políticas y controlar a su adjunto.
Shaibu dice que ha recibido repetidamente cartas de felicitación del gobernador, calificándolo como el mejor diputado que un gobernador podría desear debido a su eficiencia, transparencia y sentido de responsabilidad. Según él, es injusto decir que traicionó al gobernador, porque ambos habían acordado luchar contra el «padrino» en política.
«Hace unos años, nos comprometimos a luchar contra los ‘padrinos’. El propio gobernador prometió oponerse a esta práctica e incluso acordó rendir cuentas si él mismo ocupaba la posición de ‘padrino'», dijo Shaibu.
También sostiene que su lealtad a Obaseki es incuestionable, ya que gastó una parte importante de su capital político apoyando al gobernador durante su campaña de reelección. Contribuyó económicamente, movilizó a sus amigos y utilizó sus recursos personales para apoyar al partido y permitir que el gobernador obtuviera su candidatura.
Este cambio pone de relieve la complejidad del juego político y la dificultad de cumplir las promesas en un entorno tan volátil. También plantea dudas sobre la credibilidad y la integridad de los líderes políticos, quienes pueden cambiar rápidamente de posición cuando sus intereses personales están en juego.
Queda por ver cómo terminará esta disputa entre Obaseki y Shaibu y cuáles serán las consecuencias para las próximas elecciones en Edo. Sin embargo, una cosa es cierta: la lucha contra el «padrino» en la política sigue siendo un gran desafío en muchos países, donde los ciudadanos aspiran a una verdadera democracia sin la influencia dañina de intereses especiales.
Mientras tanto, es esencial permanecer alerta y seguir exigiendo que los líderes políticos cumplan sus promesas y actúen en el mejor interés de la población.. Sólo un deseo real de cambio puede poner fin a esta práctica corrosiva y construir un futuro político más equitativo y transparente.