Fatshimetrie, 2 de agosto de 2024 – En este día de conmemoración del genocidio congoleño, se alza una voz, fuerte y decidida, para exigir el fin de las matanzas en masa en la República Democrática del Congo. En el corazón del Palacio del Pueblo de Kinshasa, el Viceministro de Asuntos Consuetudinarios, Mwami Jean Baptiste Ndeze Katurebe, llama a una movilización nacional, uniendo voces para poner fin a esta violencia que ensangrentó al país desde hace demasiado tiempo.
Desde 1996, la República Democrática del Congo ha sido escenario de una violencia sin precedentes, en medio de un silencio ensordecedor por parte de las grandes potencias. Hoy es imperativo que todos se pongan de pie y hagan oír su voz de manera inequívoca para poner fin a esta espiral de violencia. El viceministro subraya la urgencia de la cohesión nacional para contrarrestar cualquier intento de ocupación del país, ya sea por fuerzas extranjeras o por congoleños manipulados.
Ante esta amenaza, las autoridades tradicionales se posicionan como baluarte, ofreciendo su apoyo y acompañamiento a iniciativas encaminadas a proteger la integridad y soberanía del país. Los jefes tradicionales del noreste hicieron oír su voz expresando su desaprobación de la agresión ruandesa, mostrando así su determinación de defender su territorio y su pueblo.
Esta movilización no se limita a una simple declaración, sino que pretende ser un acto concreto para involucrar a todas las fuerzas activas del país en un proceso de resistencia y defensa frente a las amenazas que pesan sobre la nación. Es hora de dejar de lado las rivalidades internas y permanecer unidos contra cualquier intento de desestabilización orquestado desde el exterior.
En estos tiempos turbulentos, donde las cuestiones políticas y geoestratégicas se mezclan con el sufrimiento de las poblaciones, la solidaridad y la unidad nacional parecen ser las únicas respuestas posibles para alejar el espectro de los conflictos y preservar la tan ansiada paz. Depende de todos nosotros, ciudadanos congoleños, levantarnos, unirnos y hacer oír nuestra voz, fuerte y clara, para que finalmente cese el ciclo infernal de violencia que azota a nuestro país. ACP/