El mundo está conteniendo la respiración ante los recientes acontecimientos que sacuden al Chad. Una horrible historia de detenciones arbitrarias y abusos a detenidos por parte del ejército chadiano revela la oscuridad que reina lejos de la mirada pública. Según un informe de Human Rights Watch, varios detenidos murieron tras las protestas que tuvieron lugar en octubre de 2022.
La violencia estalló durante las protestas contra la decisión del líder interino Mahamat Déby Itno de extender su mandato por dos años. Estallaron enfrentamientos y las fuerzas de seguridad abrieron fuego, matando al menos a 60 personas. Las autoridades realizaron cientos de detenciones, lo que llevó al traslado de los detenidos a la prisión de Koro Toro, situada a unos 600 kilómetros de la capital, Yamena.
El informe de Human Rights Watch revela las condiciones inhumanas a las que fueron sometidos los detenidos. Algunos murieron camino a la prisión, otros perdieron la vida en el lugar. Los testimonios recogidos describen abusos, tratos degradantes y condiciones insalubres. Los detenidos fueron encadenados, sometidos a trabajos forzados y a un régimen de aislamiento prolongado. El informe también menciona que los detenidos fueron golpeados por otros presos vinculados al grupo extremista Boko Haram.
Ante esta barbarie, Human Rights Watch pide a las autoridades chadianas, a la Unión Africana y a los organismos de las Naciones Unidas que investiguen estas graves violaciones de derechos humanos. La organización insta al gobierno chadiano a poner fin a la impunidad que rodea a estos abusos y a exigir responsabilidades a las víctimas y sus familias.
El ejército de Chad es responsable de la muerte de detenidos tras las protestas de octubre de 2022. Una situación inaceptable que pone de relieve las deficiencias del sistema judicial chadiano y la urgente necesidad de reformas para garantizar el respeto de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos.