La violencia de Mbankana: una espiral infernal que debe detenerse

La violencia en Mbankana: una espiral infernal que se extiende

La violencia que azota la comuna de Maluku, a unos 150 kilómetros de Kinshasa, continúa. Los milicianos de Mobondo llevan más de un año activos en las provincias de Maï-Ndombe y otras regiones. Este conflicto, que comenzó debido a diferencias sobre las regalías sobre la tierra, degeneró gradualmente en un conflicto intercomunitario. Hoy en día, ni siquiera los alrededores de Kinshasa se salvan, a pesar del despliegue de las fuerzas armadas.

El reciente ataque en Mbankana tuvo lugar a primera hora de la mañana, siguiendo un patrón que se repite con frecuencia en esta región. Los atacantes, armados con machetes y rifles, cruzaron el río Lufimi para llegar a las aldeas de Yoso y Nkie. Según testimonios, mataron a nueve personas e incendiaron viviendas. Algunos de estos atacantes se hacen pasar por soldados vistiendo uniformes viejos, sembrando así confusión entre los civiles.

A pesar de la intensificación de la presencia del ejército en la comuna de Maluku, estos ataques continúan produciéndose. Se han desplegado soldados en zonas desde Menkao hasta Mongata, donde actualmente se están llevando a cabo operaciones militares. Sin embargo, las aldeas que abastecen de productos agrícolas a la ciudad de Mbankana no disfrutan de la misma seguridad. Incluso las actividades electorales se ven perturbadas por esta violencia. Las consecuencias económicas de esta situación también comienzan a sentirse.

La situación es igualmente preocupante en Kwamouth, donde empezó todo. Los milicianos levantaron barricadas, aislando la ciudad de otras regiones, particularmente en el eje Kwamouth-Masiambio. El propio presidente Félix Tshisekedi ha reconocido que este conflicto corre el riesgo de extenderse a otras regiones.

Ante esta violencia creciente, es urgente tomar medidas para poner fin a estos enfrentamientos. La población civil es la primera víctima de esta violencia que causa considerables pérdidas humanas y materiales. Es necesario reforzar la presencia del ejército en la región, establecer un diálogo entre las diferentes partes y encontrar soluciones duraderas y equitativas a las diferencias territoriales que están en el origen de este conflicto.

En conclusión, la violencia en Mbankana continúa sembrando el terror en la comuna de Maluku y sus alrededores. Es fundamental actuar rápidamente para poner fin a esta espiral viciosa y garantizar la seguridad de las poblaciones locales. La búsqueda de soluciones pacíficas y el compromiso de todos los actores involucrados son esenciales para restablecer la paz y la estabilidad en la región.

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