Después de sesenta y siete años de vida, treinta de los cuales dedicados a la música, el artista congoleño Corneille Massamba Makela, conocido como Café Dodo, falleció el sábado 25 de noviembre. Esta triste noticia entristeció profundamente a la escena musical congoleña, que reconoció en él un talento excepcional y lamentó las circunstancias de su muerte.
Café Dodo fue un verdadero maestro de las canciones infantiles educativas para niños. A pesar de la evolución del mundo de la música y los desafíos relacionados con su salud, mantuvo una prolífica carrera musical durante más de diez años. Su trabajo trajo alegría y educación a muchos niños congoleños, y canciones como «Lokoso» y «A, b, c, Yekola ko tanga» siempre serán recordadas.
En un llamamiento final del pasado mes de junio, Café Dodo solicitó ayuda a los Ministros de Cultura, Artes y Patrimonio, así como a Salud Pública, Higiene y Prevención, para obtener atención médica para la Clínica Ngaliema en Kinshasa. Lamentablemente, debido a la falta de medios económicos suficientes para realizar exámenes en profundidad en un centro especializado, el artista no pudo recibir el tratamiento necesario.
La herencia musical de Café Dodo es innegable. Sus canciones infantiles educativas alegraron la infancia de los congoleños y contribuyeron a su educación. Su suave voz y guitarra transmitieron pasión y conocimiento a las generaciones más jóvenes.
Mientras se lleva a cabo la meditación en su casa en Bandalungwa, fanáticos, estudiantes, vecinos y familias comparten sus recuerdos del Café Dodo. Su fallecimiento deja un vacío considerable, pero también nos deja un valioso legado musical que preservar y explotar para las generaciones futuras.
El artista nunca muere, dicen. Aunque Café Dodo ya no esté entre nosotros, su música y enseñanzas seguirán resonando en nuestros corazones y mentes.