Nuevas oleadas de desplazados continúan huyendo de los combates entre los rebeldes del M23 y la coalición de milicianos locales en los territorios de Rutshuru y Masisi, en Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo. Estos desplazados están llegando en masa a la comuna rural de Kanyabayonga, en el territorio de Lubero. Las condiciones de su huida son a menudo desastrosas, y las mujeres desplazadas se convierten en víctimas de violencia sexual en su camino hacia un lugar seguro.
Estos desplazados recorren largas distancias a pie, entre 25 y 75 kilómetros, para llegar a Kanyabayonga. Esta situación es particularmente difícil para las mujeres y los niños que deben afrontar fatiga, hambre y peligros durante todo el viaje. Algunas personas desplazadas se ven obligadas a mendigar o trabajar en campos privados para sobrevivir debido a la falta de ayuda humanitaria regular.
El vicepresidente del comité local para los desplazados, Zacharie Mumbere Lubuto, denuncia que varias mujeres fueron violadas durante su huida, en particular de camino a Kyasenda, donde ocho mujeres fueron víctimas de ataques. Esta dramática situación pone de relieve la vulnerabilidad de las mujeres desplazadas y la urgencia de una intervención humanitaria más sostenida.
Norbert Sivanzire, director ejecutivo de la ONG local Acción Solidaria para la Juventud y el Medio Ambiente Sostenible, lamenta la falta de ayuda humanitaria regular y señala que sólo tres organizaciones intentaron ayudar a los desplazados durante todo el año. Esta situación deja a miles de hogares desplazados dependientes de la ayuda de familias de acogida en la comuna rural de Kanyabayonga.
La comunidad internacional debe abordar urgentemente la crisis humanitaria que azota esta región. Es esencial proporcionar asistencia humanitaria adecuada y regular a los desplazados para satisfacer sus necesidades básicas y proteger específicamente a las mujeres y los niños contra la violencia sexual.
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