Malaria, una enfermedad mortal que persiste en África
La malaria, también conocida como paludismo, sigue siendo una de las enfermedades más mortales del mundo, especialmente en el África subsahariana. Según el informe anual de la OMS, en 2022, alrededor de 608.000 personas murieron a causa de la malaria, 580.000 de ellas en África. Una estadística alarmante que muestra la urgencia de actuar para luchar contra esta enfermedad mortal.
A pesar de una disminución de la mortalidad en los últimos años, el número de casos de malaria sigue aumentando. La pandemia de Covid-19 y las crisis de seguridad han trastocado las campañas de movilización, lo que ha repercutido en la prevención y el tratamiento de la malaria. Los países más afectados por esta enfermedad son Nigeria, la República Democrática del Congo, Uganda, Mozambique y Níger. Y son los niños menores de cinco años las principales víctimas, representando casi el 80% de las muertes.
A pesar de estas alarmantes cifras, todavía hay un rayo de esperanza. La OMS destaca que la tasa de mortalidad relacionada con la malaria ha disminuido considerablemente en África, de 140 muertes por 100.000 habitantes en 2000 a 55 muertes en 2022. Esta disminución es el resultado de la implementación de medidas de prevención y control eficaces.
Nuevas vacunas, un arma esencial en la lucha contra la malaria
La OMS afirma que el despliegue a gran escala de dos nuevas vacunas contra la malaria podría desempeñar un papel crucial en la lucha contra la enfermedad. Estas vacunas se encuentran actualmente en desarrollo y pruebas clínicas y podrían representar un avance importante en la prevención de la malaria, particularmente en las poblaciones más vulnerables.
La lucha contra la malaria no puede disociarse del cambio climático. La OMS subraya el estrecho vínculo entre el desarrollo de la enfermedad y el calentamiento global. De hecho, las variaciones climáticas pueden provocar un aumento de los casos de malaria, como se observó durante las inundaciones en Pakistán en 2022, que quintuplicaron el número de casos en el país. Por lo tanto, es esencial tomar medidas urgentes para frenar el ritmo del calentamiento global y mitigar sus efectos nocivos sobre la propagación de la malaria.
En conclusión, a pesar de los avances en la lucha contra la malaria, la enfermedad persiste y sigue causando miles de muertes cada año, particularmente en África. Es fundamental fortalecer las medidas de prevención, mejorar el acceso a los tratamientos y desarrollar nuevas vacunas para poner fin a esta epidemia mortal. Al mismo tiempo, la concienciación sobre el impacto del cambio climático en la propagación de la malaria es crucial para implementar soluciones sostenibles.