Somalia, un país marcado por una larga guerra civil y una persistente inestabilidad política, alcanzó recientemente un hito crucial en su proceso de reconstrucción. De hecho, la ONU ha decidido levantar el embargo de armas en vigor desde 1992. Esta medida simbólica representa el reconocimiento de los esfuerzos realizados por el gobierno somalí para luchar contra los islamistas shebab que abundan en el país.
Desde su elección en 2022, el presidente somalí, Hassan Cheikh Mohamoud, ha hecho de la lucha contra los shebab su máxima prioridad. Su gobierno ha logrado varias victorias contra estos grupos extremistas, pero los avances se han ralentizado en los últimos meses. Por tanto, el levantamiento del embargo respalda los esfuerzos realizados por el gobierno somalí y le permitirá adquirir más armas para continuar su lucha contra los shebab.
Es importante subrayar que esta decisión de la ONU no significa un retorno a la libre circulación de armas en Somalia. De hecho, desde 2013 ya se habían implementado medidas de flexibilización y el gobierno somalí podía importar armas previa notificación al comité de sanciones de la ONU. Por tanto, el levantamiento total del embargo es sobre todo simbólico, pero demuestra el apoyo de la comunidad internacional al gobierno somalí en su lucha contra los shebab.
La situación en Somalia ha evolucionado considerablemente desde la imposición del embargo en 1992. En aquel momento, el país estaba sumido en la anarquía y circulaban masivamente armas en manos de los señores de la guerra. Posteriormente, los Tribunales Islámicos, predecesores de los Shebab, tomaron el control de estas armas y las utilizaron para sembrar el terror y establecer su régimen de extremismo radical.
Sin embargo, gracias a la intervención de la fuerza africana Amisom y a los esfuerzos del gobierno somalí, se reconquistó parte del territorio. En 2011, se retomó la capital Mogadiscio, lo que marcó un punto de inflexión en la lucha contra Shebab. Hoy en día, aunque estos grupos terroristas todavía controlan ciertas regiones, el Estado somalí está en mejor posición para enfrentarlos.
El presidente somalí prometió que las armas importadas no representarían una amenaza para el pueblo somalí ni para el resto del mundo. Su Primer Ministro, por su parte, anunció que el levantamiento del embargo permitiría al país equipar a su ejército con armas sofisticadas y reconstruir sus fuerzas militares. Sin embargo, algunos expertos creen que la erradicación completa del Shebab sigue siendo un objetivo difícil de alcanzar por el momento.
En conclusión, el levantamiento del embargo de armas en Somalia es un paso importante en el proceso de reconstrucción y lucha contra los islamistas shebab.. Esta decisión, aunque simbólica, demuestra el apoyo de la comunidad internacional al gobierno somalí en su búsqueda de estabilidad y seguridad. Ahora queda por ver cómo aprovechará el país esta nueva oportunidad para fortalecer su lucha contra Shebab y continuar su camino hacia la paz y la prosperidad.