“La destrucción de la piscina, símbolo de las atrocidades del régimen de Habré: una afrenta a las víctimas y a la justicia en Chad”

La piscina, símbolo de las atrocidades del régimen de Hissène Habré en Chad, acaba de ser demolida, lo que ha provocado ira y decepción entre las víctimas y los defensores de los derechos humanos. Este acto marca una afrenta más a los supervivientes que llevan años reclamando que el lugar se transforme en un museo para rendir homenaje a las miles de personas que perdieron la vida y ser testigo de las injusticias cometidas.

El lugar de la piscina fue en su día un lugar de detención y tortura, utilizado por la Dirección de Documentación y Seguridad (DDS), la policía política del régimen de Habré. Miles de personas fueron encarceladas allí y sufrieron abusos inhumanos, dejando huellas imborrables. Estos abusos llevaron finalmente a la condena de Hissène Habré en 2016 por crímenes de lesa humanidad durante un juicio histórico en Dakar.

Sin embargo, a pesar de las promesas hechas a las víctimas y las decisiones judiciales, el lugar nunca fue transformado en museo. El diputado de transición Clément Abaïfouta, ex presidente de la asociación de víctimas del régimen, alertó al presidente Mahamat Idriss Déby sobre la destrucción en curso y recordó la importancia de preservar este lugar lleno de historia. Lamentablemente las obras continuaron destruyendo todo a su paso.

Este gesto brutal tiene un fuerte simbolismo. Esto no sólo traiciona los compromisos asumidos con las víctimas, sino que también demuestra una flagrante indiferencia hacia la historia del país y el sufrimiento soportado. Los supervivientes, ya marcados por el trauma de su pasado, deben afrontar ahora un nuevo dolor: el de ver borrada su memoria.

Las autoridades chadianas aún no se han pronunciado oficialmente sobre los motivos de esta demolición. Sin embargo, algunos rumores sugieren que el gobierno está considerando utilizar el espacio para construir un estacionamiento o un nuevo edificio. Esta posible apropiación indebida del lugar es vista como una falta de respeto hacia las víctimas y una negación de su lucha por la justicia y el reconocimiento.

Ante esta situación, es fundamental que la sociedad civil, los defensores de derechos humanos y la comunidad internacional se movilicen para expresar su indignación y exigir respuestas. Es imperativo recordar a las autoridades chadianas la importancia de preservar la memoria colectiva y brindar justicia a las víctimas.

En conclusión, es fundamental subrayar que la demolición de la piscina y de la sede del DDS constituye una verdadera afrenta a todas las víctimas del régimen de Hissène Habré y una negación de la historia del país. Ya es hora de que se cumplan las promesas, se paguen indemnizaciones y se adopten medidas concretas para reconocer las atrocidades cometidas.. El pueblo del Chad merece verdad y justicia, y es nuestro deber apoyar su búsqueda de una sociedad más justa y equitativa.

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