Marruecos ocupará la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para el año 2024, según una elección celebrada el 10 de enero en Ginebra. El nombramiento ha sido fuente de controversia, dado que el historial de derechos humanos del país está lejos de ser impecable.
El nuevo presidente del Consejo de Derechos Humanos, Omar Zniber, anunció en su discurso su intención de promover, respetar y garantizar los derechos humanos. Sin embargo, la comunidad internacional no ha dado su total aprobación a esta elección.
De hecho, en 2021, el relator especial de la ONU sobre la situación de los defensores de los derechos humanos criticó duramente la represión ejercida por las autoridades marroquíes contra miembros de la sociedad civil que trabajan en la cuestión del Sáhara Occidental, llegando incluso a la tortura. Además, Human Rights Watch denunció un creciente clima represivo en Marruecos, destinado a silenciar a activistas y periodistas.
Este año, la presidencia del consejo recaerá en un país africano, según la rotación anual. Sin embargo, a diferencia de años anteriores donde hubo consenso, esta elección estuvo marcada por una fuerte oposición de Sudáfrica. El embajador sudafricano dijo que Marruecos representaba la «antítesis» de lo que debería encarnar el Consejo de Derechos Humanos.
Pese a las críticas y la oposición, Marruecos tendrá la responsabilidad de liderar durante un año el Consejo de Derechos Humanos, con la misión de reforzar la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo.
En un comunicado de prensa, las autoridades marroquíes destacan su “liderazgo unificador en temas clave como el diálogo interreligioso”. Sin embargo, Khadija Ryadi, miembro de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, considera este discurso hipócrita y desconectado de la realidad.
Por lo tanto, este nombramiento de Marruecos a la presidencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU provoca reacciones encontradas y pone de relieve las críticas persistentes sobre el historial del país en materia de derechos humanos. Queda por ver cómo gestionará Marruecos esta importante responsabilidad y si logrará desempeñar un papel verdaderamente constructivo en la promoción y protección de los derechos humanos a nivel internacional.