El mercado laboral mundial enfrenta grandes desafíos a medida que la pandemia de COVID-19 continúa teniendo un impacto significativo en la economía global. Según un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), alrededor del cinco por ciento de la fuerza laboral mundial está desempleada, una ligera mejora con respecto a la época anterior a la pandemia. Sin embargo, esta mejora es de corta duración, ya que la OIT predice un aumento de dos millones de solicitantes de empleo en los próximos doce meses.
Esta preocupante situación la confirma un informe del Banco Mundial, que indica que la economía global experimentará el crecimiento más lento de los últimos treinta años. Además, la OIT señala que la mayoría de los países más ricos han visto disminuir sus niveles de vida debido a la inflación, que está cayendo en muchas economías importantes. Según la OIT, la reducción del nivel de vida resultante de la inflación no se compensará rápidamente.
Es importante señalar que existen diferencias significativas entre los países de altos y bajos ingresos. La tasa de desempleo es del 8,2% en los países ricos, frente al 20,5% en los países pobres. Además, la tasa de desempleo es del 4,5% en los países ricos, en comparación con el 5,7% en los países de bajos ingresos.
El Director General de la OIT, Gilbert Houngbo, advierte que el deterioro de los niveles de vida y la baja productividad, combinados con una inflación persistente, están creando condiciones para una mayor desigualdad y socavando los esfuerzos por la justicia social. Requiere una gestión rápida y eficaz de los desafíos que enfrenta la población activa.
A pesar de una rápida disminución después de 2020, el número de trabajadores que viven en la pobreza extrema (que ganan menos de 2,15 dólares por persona por día) aumentó en aproximadamente un millón en 2023. Además, la desigualdad de ingresos se ha ampliado, lo que constituye un freno a la demanda general y un recuperación económica más sostenible.
La pandemia también continúa impactando la salud de los trabajadores. Muchos síntomas residuales y problemas de salud persistentes, conocidos como “COVID prolongado”, afectan la productividad. Además, muchos trabajadores han visto reducido su número de horas de trabajo y han utilizado más días de baja por enfermedad.
La participación de las mujeres en el mercado laboral ha experimentado una rápida recuperación, pero persisten brechas significativas, particularmente en los países emergentes y en desarrollo. El desempleo juvenil también sigue siendo un desafío importante.
Está claro que la recuperación económica pospandemia requerirá esfuerzos concertados para impulsar el empleo, reducir la desigualdad y promover la justicia social.. Los gobiernos, las organizaciones internacionales y los actores del mercado laboral deben colaborar para implementar políticas e iniciativas efectivas que promuevan una recuperación sostenible e inclusiva.