El Congreso de Estados Unidos adoptó recientemente una medida de financiación provisional para que el gobierno federal evite un cierre tan temido. Esta parálisis presupuestaria parcial habría tenido consecuencias perjudiciales para varios servicios gubernamentales. El texto adoptado amplía la financiación de las administraciones federales hasta el 1 de marzo, dando tiempo a los funcionarios electos para negociar un presupuesto a largo plazo y definir los detalles del gasto.
Las discusiones políticas fueron intensas para llegar a esta medida de financiación provisional con el fin de evitar un posible cierre. Con la llegada de fuertes nevadas a Washington, la urgencia de la situación aumentó, empujando a los funcionarios electos estadounidenses a votar rápidamente. Esta votación permite al gobierno continuar operando normalmente hasta marzo, proporcionando un período de transición para desarrollar un presupuesto a largo plazo.
Esta recurrente incapacidad del Congreso para adoptar un presupuesto para el año fiscal pone de relieve una vez más las disfunciones institucionales del sistema estadounidense. A menudo se utilizan medidas de financiación provisionales, como la adoptada recientemente, para evitar cuellos de botella presupuestarios. Este texto fue el resultado de intensas negociaciones entre los republicanos, mayoría en la Cámara de Representantes, y los demócratas, mayoría en el Senado.
Los principales desacuerdos entre ambos partidos se refieren a las partidas de gasto. El presidente Joe Biden ha solicitado un presupuesto suplementario de unos 106.000 millones de dólares, principalmente para ayudar a Ucrania y, en menor medida, a Israel. Si los líderes de ambos partidos en el Senado apoyan esta solicitud, algunos funcionarios electos republicanos en la Cámara de Representantes creen que este apoyo no redunda en interés de Estados Unidos.
Otro punto conflictivo tiene que ver con la afluencia de inmigrantes en la frontera con México. Tanto republicanos como demócratas coinciden en la existencia de una crisis, pero difieren en las soluciones a adoptar. Los republicanos quieren especialmente limitar el derecho de asilo y reforzar las medidas de expulsión.
En resumen, el Congreso estadounidense logró evitar un cierre adoptando un texto de financiación provisional. Esto les da a los funcionarios electos el tiempo necesario para negociar un presupuesto a largo plazo y resolver diferencias sobre el gasto. Esta situación pone de relieve los problemas con el funcionamiento del sistema político estadounidense e ilustra las diferencias de opinión entre los partidos sobre cuestiones importantes como la ayuda exterior y la inmigración.