La dinámica de las relaciones románticas ha evolucionado con el tiempo, desafiando los roles tradicionales asignados a los cónyuges. En el pasado, el marido era considerado el sostén de la familia, mientras que la esposa era responsable de las tareas domésticas y de criar a los hijos. Sin embargo, las relaciones matrimoniales actuales son mucho más complejas y matizadas.
El psicólogo Kohlberg analizó en detalle el concepto de amor, identificando seis etapas que describen cómo los individuos perciben y experimentan sus relaciones.
La primera etapa, la más primitiva, implica una visión puramente egoísta de la sexualidad, donde el placer personal tiene prioridad sobre el bienestar de los demás. Este enfoque suele ser manipulador o incluso predatorio, como en el caso de la violación.
La segunda etapa consiste en una visión económica de la relación, donde el sexo se intercambia como moneda. La prostitución y la pornografía entran en esta categoría, reduciendo a las mujeres a meros objetos sexuales. Los matrimonios concertados también se ven influenciados por esta lógica, donde se explotan las diferencias de género.
La tercera etapa se centra en la expresión del amor a través de la sexualidad. Los individuos en esta etapa ven el sexo como una manifestación de amor y experimentan intensidad emocional. Las expectativas de fidelidad y lealtad se expresan a menudo de manera directa: «Si me amas, no deberías hacer esto» (casarte, tener relaciones sexuales, etc.).
La cuarta etapa, denominada “legal”, se refiere a la importancia del orden social y las normas establecidas. El comportamiento sexual se juzga con base en los códigos de conducta establecidos en una sociedad determinada. Por lo tanto, la experimentación sexual puede ser fomentada en algunos entornos, mientras que en otros se la reprende.
La quinta etapa enfatiza las obligaciones contractuales mutuas. Los conceptos de bien y mal (a nivel sexual) se definen únicamente por el consentimiento mutuo de ambos socios. Por tanto, el adulterio se considera incorrecto porque viola la confianza establecida entre los cónyuges. La lealtad está en el centro de esta relación, que representa el segundo nivel más alto de orden.
En última instancia, Kohlberg identifica el sexto paso como la fidelidad a la propia conciencia, que va más allá de las consideraciones interpersonales. Esta etapa evoca un profundo compromiso con los propios valores y creencias.
Según Kohlberg, la forma en que cada individuo razona sobre la fidelidad en una relación puede resultar reveladora cuando hay conflicto.. Por ejemplo, una persona que justifica la infidelidad pensando que puede salirse con la suya (paso uno), o que no puede evitar serle infiel debido a sus sentimientos intensos (paso tres), o incluso aunque esté dispuesta a sacrificar la estabilidad familiar. para satisfacer sus propias necesidades (paso cuatro), podría causar tensión y trauma dentro de la pareja.
La teoría de Kohlberg también enfatiza la importancia del compromiso en una relación romántica. Según él, el compromiso depende de lo que la relación aporta a cada persona, las alternativas disponibles y la inversión emocional realizada en ella.
En última instancia, el amor y las relaciones románticas siguen siendo mares agitados, sujetos a los caprichos de las tormentas emocionales. El compromiso y la comprensión de las diferentes etapas del amor pueden ayudarte a mantener el rumbo en tiempos difíciles, pero nada está garantizado. Cada individuo es único y evoluciona a su manera en sus relaciones románticas.
Entonces, ¿dónde encajas tú en estas seis etapas del amor según Kohlberg? ¿Has encontrado alguna respuesta o aclaración sobre tu propia experiencia de relación?