Pandillas callejeras en Sudáfrica: la lucha por el territorio y las rivalidades entre pandillas
Sudáfrica es un país que ocupa un lugar destacado en el Índice Mundial de Crimen Organizado en lo que respecta a drogas, secuestros y extorsión. Entre los muchos desafíos que enfrenta el país está la proliferación de pandillas callejeras, particularmente en Cape Flats, en áreas como Bishop Lavis y Valhalla Park.
Las pandillas callejeras en Sudáfrica tienen una reputación bien establecida, con nombres como «26», «27» y «28». Sin embargo, lo interesante es cómo estas pandillas obtuvieron sus nombres y cómo otras pandillas callejeras han usurpado estas designaciones.
Los «26», «27» y «28» son en realidad nombres que provienen de prisiones sudafricanas. Originalmente, estos términos se referían a los diferentes códigos de pandillas que existían dentro de las cárceles. Los «26» representaban a los pandilleros que habían sido sentenciados a 26 años o más, los «27» a los que habían sido sentenciados a 27 años y los «28» a los que habían sido sentenciados a 28 años.
Estos grupos de prisioneros eran conocidos por su violencia e influencia dentro de las cárceles. Sin embargo, con el tiempo, estos términos se fueron extendiendo gradualmente a los barrios desfavorecidos donde vivieron muchos ex presos después de su liberación.
Las pandillas callejeras comenzaron a utilizar estos nombres para darse identidad y reputación, dándoles una cierta forma de respeto y poder. Sin embargo, el significado y el código de conducta asociados con estos nombres han sido ampliamente distorsionados y abusados, a menudo utilizados simplemente para provocar miedo e intimidación.
Hoy en día, los «26», los «27» y los «28» ya no están reservados exclusivamente a presos o ex presos. Han sido adoptados y adaptados por muchas pandillas callejeras que operan en municipios y áreas urbanas de Sudáfrica.
Estas pandillas callejeras suelen estar involucradas en actividades delictivas como el tráfico de drogas, el secuestro y la extorsión. Su presencia crea un clima de miedo e inseguridad en las comunidades locales, y los esfuerzos de las autoridades para combatirlos a menudo se ven obstaculizados por la complejidad y fluidez de su organización.
La lucha por el territorio y las rivalidades entre pandillas exacerban aún más la violencia que azota a partes de Sudáfrica. Destaca las dificultades socioeconómicas y las profundas desigualdades que persisten en el país, contribuyendo así a alimentar el fenómeno de las pandillas callejeras.
La respuesta a este complejo problema requiere un enfoque multidimensional, que vaya desde la prevención hasta la represión.. Esto incluye esfuerzos para mejorar las condiciones de vida, el acceso a la educación y las oportunidades económicas en barrios desfavorecidos, así como medidas de seguridad y desmantelamiento de pandillas.
En conclusión, las pandillas callejeras en Sudáfrica representan un desafío importante para la seguridad y el bienestar de las comunidades locales. La forma en que estas pandillas han usurpado los nombres de grupos de prisioneros y extendido su influencia en los municipios es indicativa de la complejidad y escala del problema. Es necesario un enfoque global y concertado para combatir eficazmente este flagelo.