Unas 30.000 personas desplazadas del campo de Monkoto, situado a 18 kilómetros al sur de la localidad de Kitshanga, en el territorio de Masisi (Kivu del Norte), decidieron abandonar su campo este fin de semana. El motivo esgrimido es la constante amenaza de los rebeldes del M23, que les obliga a regresar a sus pueblos de origen. Las autoridades administrativas de Masisi denuncian esta alarmante situación.
Sin embargo, es importante destacar que muchas de estas aldeas originales también están ocupadas por los rebeldes del M23. Esto llevó a una ONG de derechos humanos a denunciar esta flagrante violación del derecho humanitario. Según un responsable de la organización Dynamique des Jeunes, que prefirió permanecer en el anonimato, estos desplazados corren el riesgo de ser utilizados como “escudos de guerra” por las fuerzas rebeldes:
«Es preocupante observar que las aldeas a las que se ven obligados a regresar todavía están ocupadas por los rebeldes del M23. Tememos que estas poblaciones estén siendo utilizadas como escudos de guerra, ya que el M23 intenta esconderse entre la población para evadir a las autoridades gubernamentales. Se trata de una flagrante violación de los derechos humanos a los que está sometido el pueblo de Bashali. Como Dinámicas Juveniles, pedimos al gobierno que tome medidas para remediar esta situación».
Estas personas desplazadas proceden de aldeas como Mpati, Busumba, Kibarizo, Kirumbu, Kahira, Kitshanga y se han visto obligadas a huir de los enfrentamientos entre los rebeldes del M23 y las milicias locales durante casi un año.
Este éxodo repentino pone de relieve la fragilidad de la situación de seguridad en la región de Kivu del Norte. Es esencial que se tomen medidas para garantizar la seguridad de estas poblaciones vulnerables y evitar cualquier uso indebido de su presencia por parte de las fuerzas rebeldes.
Es obvio que la crisis de desplazados en Kivu del Norte requiere atención internacional y apoyo concreto para garantizar la protección y el bienestar de estas poblaciones. El compromiso de las autoridades gubernamentales y de la comunidad internacional es crucial para encontrar soluciones duraderas a esta crisis humanitaria.