El panorama político holandés está en crisis tras la retirada del partido centrista Nuevo Contrato Social (NSC) de las negociaciones de coalición. Este giro inesperado pone freno a las ambiciones del líder de la extrema derecha, Geert Wilders, de formar un gobierno mayoritario.
Geert Wilders, líder del partido PVV, ganó las elecciones legislativas con un programa antiislámico e islamófobo, que sacudió a Holanda y desató una gran polémica. Sin embargo, en el fragmentado sistema político holandés, la victoria electoral no garantiza automáticamente el poder. Se deben mantener negociaciones con otros partidos para formar una coalición de gobierno.
Fue durante estas negociaciones cuando el partido NSC de Pieter Omtzigt decidió retirarse. El NSC, con sus 20 escaños en el Parlamento, era visto como un socio clave potencial para Geert Wilders. Pero los desacuerdos sobre las finanzas públicas, así como cuestiones constitucionales como el antiislam y el «Nexit», llevaron al NSC a poner fin a las discusiones.
Geert Wilders expresó su decepción por la decisión y afirmó que Holanda quería este gobierno. Ahora tiene pocas posibilidades de formar una mayoría gubernamental sin el apoyo del NSC.
Esta retirada inesperada provocó reacciones de sorpresa e incomprensión por parte de los demás partidos políticos implicados en las negociaciones. Las discusiones continuaron y parecieron constructivas, lo que hace que esta decisión sea aún más sorprendente.
Por lo tanto, esta situación coloca a los Países Bajos en un callejón sin salida político, e incluso se podría considerar la celebración de nuevas elecciones si las negociaciones fracasan definitivamente. Las últimas encuestas también sugieren un aumento de la intención de voto a favor del PVV de Geert Wilders.
Por tanto, todavía es demasiado pronto para predecir el futuro político de los Países Bajos, pero una cosa es segura: las negociaciones para formar una coalición de gobierno prometen ser difíciles y complejas. A seguir de cerca.