Ubundu: Más de 300 milicianos deponen las armas y eligen el camino de la paz
En un gesto sin precedentes, más de 300 milicianos de la tribu Lengola decidieron deponer sus armas de fuego y cuchillos, poniendo fin a años de violencia y conflicto en la región de Ubundu, provincia de Tshopo. Esta rendición masiva se produce tras los esfuerzos de sensibilización liderados por las autoridades locales y los nuevos jefes de sector.
Desde el 31 de enero, milicianos de los sectores Bakumu-mangongo y Walengola-babira han depuesto progresivamente las armas, demostrando así su voluntad de poner fin a los enfrentamientos entre las tribus Lengola y Mbole, que ya han dejado más de 500 muertos. Esta rendición marca un punto de inflexión decisivo en la resolución del conflicto y ofrece un rayo de esperanza para la población local.
Según Verdoth Yamulamba, administrador del territorio de Ubundu, el primer grupo de milicianos compuesto por unos 25 hombres entregó machetes, flechas y tres calibres doce. El segundo grupo, por su parte, estaba formado por alrededor de 300 hombres que dejaban arcos con flechas, machetes y cinco calibres doce. Cabe señalar que entre los agresores, once mujeres también optaron por renunciar a la violencia.
Estos milicianos representaban una amenaza constante para la región, obstaculizando el desarrollo local y perturbando el tráfico entre Kisangani y Ubundu. La construcción de escuelas y otros proyectos de desarrollo han sido suspendidos debido a la inestabilidad creada por estos grupos armados. La rendición de los milicianos allana el camino para la reanudación de estos proyectos y permite a la población regresar a sus pueblos de origen, anteriormente abandonados por temor a enfrentamientos.
El administrador del territorio de Ubundu, Verdoth Yamulamba, pide, sin embargo, prudencia y observación de la situación. Es esencial garantizar que la paz sea duradera y que la carretera entre Kisangani y Ubundu ya no se vea perturbada por posibles nuevos disturbios.
La decisión de los milicianos de deponer las armas es un gran paso hacia la solución pacífica de los conflictos intertribales y demuestra el deseo de la población de vivir en paz y armonía. Este valiente gesto merece ser elogiado y apoyado, a fin de consolidar los progresos realizados y allanar el camino hacia un futuro mejor para la región de Ubundu.