“Las cardiopatías congénitas: entender, prevenir y tratar”

Cardiopatías congénitas: comprender y prevenir

Los defectos cardíacos congénitos son defectos cardíacos presentes desde el nacimiento del niño. Pueden detectarse antes o después del nacimiento, o incluso en la edad adulta. Las causas de estas malformaciones pueden ser múltiples y, a menudo, difíciles de determinar, y van desde factores genéticos hasta infecciones maternas, pasando por determinadas enfermedades maternas o la exposición a determinados medicamentos.

El desarrollo de estas patologías cardíacas está relacionado con anomalías en la migración y modificación de las células cardíacas durante el embarazo. Esto conduce a malformaciones que pueden manifestarse de diferentes formas. Entre los signos más comunes se encuentran la dificultad para respirar del niño durante las tomas o la actividad física, infecciones pulmonares recurrentes, problemas de crecimiento, sudoración excesiva, coloración anormal de labios, lengua o uñas, deformación del tórax, incluso convulsiones o signos de accidente cerebrovascular.

La prevención de las cardiopatías congénitas se basa principalmente en la adopción de un estilo de vida saludable durante el embarazo, que incluye evitar factores de riesgo como el alcohol, medicamentos potencialmente peligrosos o infecciones maternas. Además, algunos estudios recomiendan tomar vitamina B9, también conocida como ácido fólico, antes y durante el embarazo para reducir el riesgo de defectos cardíacos en el feto.

El tratamiento de niños con defectos cardíacos congénitos puede variar según la gravedad de la malformación. Puede incluir tratamiento farmacológico para aliviar los síntomas y prevenir la fatiga cardíaca, cirugía o cateterismo cardíaco para reparar anomalías estructurales. Sin embargo, ciertas malformaciones se consideran incurables y el tratamiento se limita entonces a brindar apoyo y consuelo a los padres, a la espera de que la naturaleza siga su curso.

En conclusión, las cardiopatías congénitas son enfermedades cardíacas presentes desde el nacimiento y cuyas causas exactas suelen ser difíciles de determinar. La prevención sigue siendo la mejor manera de reducir los riesgos, adoptando un estilo de vida saludable durante el embarazo. El manejo médico y quirúrgico puede ayudar a mejorar la calidad de vida de los niños con estas malformaciones. Por tanto, es fundamental concienciar e informar sobre esta realidad que muchas veces se pasa por alto.

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