El conflicto en Palestina continúa atrayendo la atención mundial, provocando debates sobre la ocupación, la colonización y la resistencia. En una serie de manifestaciones recientes, soldados israelíes rodearon a manifestantes palestinos durante una oración, en protesta por el establecimiento ilegal de asentamientos judíos en tierras palestinas. Esta trágica escena refleja las profundas tensiones y las persistentes injusticias que caracterizan el conflicto palestino-israelí.
Al analizar este contexto a través de la lente de los escritos de autores como Edward Said, Dipesh Chakrabaty, Frantz Fanon y Anton de Kom, podemos comprender mejor la dinámica de la colonialidad y el colonialismo en el contexto de la ocupación y el genocidio en Palestina.
Edward Said, en su teoría del orientalismo, destaca la forma en que Occidente ha construido una imagen romántica del «otro» oriental, haciéndolo a la vez hipervisible e invisible. Esta construcción del “otro” contribuye a su deshumanización y subyugación, perpetuando formas de brutalidad y violencia.
Dipesh Chakrabaty plantea la cuestión de la provincialidad de Europa, que se posiciona como un centro de poder en relación con el resto del mundo. Esta percepción de superioridad repercute en las relaciones coloniales y en la violencia ejercida contra los pueblos colonizados.
Frantz Fanon y Anton de Kom destacan la importancia de la violencia revolucionaria en la deconstrucción de los procesos de alteridad y opresión colonial. Destacan la necesidad de romper las cadenas de la inferioridad heredada y luchar contra la violencia colonial internalizada.
El caso de Palestina ilustra cómo persiste la colonialidad, manteniendo estructuras de dominación y explotación. Los palestinos enfrentan ocupación y violencia diaria, mientras Occidente mantiene su control bajo el disfraz de la inocencia blanca y la excelencia autoproclamada.
La imagen de Palestina como «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra» es producto de una ideología colonial que niega la existencia y los derechos de los palestinos. Esta negación de la realidad histórica y humana de los palestinos perpetúa la lógica de dominación y explotación.
En última instancia, el conflicto en Palestina sirve como recordatorio de la necesidad de desafiar las estructuras de poder y reconocer la dignidad y los derechos de todas las personas. La resistencia palestina a la ocupación y la violencia continúa rompiendo el silencio y desafiando las injusticias, pidiendo solidaridad internacional y acción colectiva por la justicia y la paz.