La trágica noche del martes 26 de marzo estuvo marcada por el colapso del puente Francis Scott Key en Baltimore, en el este de Estados Unidos. Se dan por muertas seis personas tras este devastador accidente.
El superintendente de la policía del estado de Maryland anunció el lanzamiento de una misión de búsqueda y recuperación. Desafortunadamente, las posibilidades de encontrar supervivientes son escasas dado el tiempo transcurrido desde el accidente.
La tragedia se desarrolló cuando el Dali, un carguero que se dirigía de Baltimore a Colombo, Sri Lanka, perdió el control y chocó contra el puente. Los miembros de la tripulación del barco hicieron una llamada de socorro antes de la colisión.
Las seis personas desaparecidas formaban parte de un equipo de construcción encargado de reparar los baches en el puente. A pesar de los esfuerzos de los rescatistas que lograron salvar a dos personas, la situación sigue siendo desalentadora para las demás víctimas.
El accidente sumió a la costa este en una pesadilla logística, afectando el tráfico marítimo en el puerto de Baltimore, un importante centro. El presidente estadounidense, Joe Biden, se ha comprometido a cubrir los costes de reconstrucción del puente, un proceso que llevará tiempo.
Este colapso corre el riesgo de tener repercusiones en el tráfico de mercancías, y es de esperar que haya escasez. Sin embargo, a nivel mundial, no se espera que el comercio sufra significativamente ya que Baltimore no es un puerto importante de contenedores.
Invoquemos un momento de contemplación por las víctimas de esta tragedia y esperemos que las medidas adoptadas ayuden a prevenir tragedias similares en el futuro.