El panorama político en Sudáfrica está presenciando actualmente el surgimiento de nuevos actores que buscan un cambio fundamental en la forma en que el Estado aborda la cuestión del abuso de drogas. En el centro de su propuesta: tratar la adicción a las drogas como un problema de salud pública en lugar de una cuestión de justicia penal.
Esta nueva ola de pensamiento exige un realineamiento de las prioridades de las políticas de drogas. En lugar de centrarse en los consumidores de drogas, estos actores políticos abogan por un enfoque centrado en desmantelar los cárteles de la droga, los verdaderos engranajes del tráfico ilícito que plagan a la sociedad. Al concentrar los recursos policiales en combatir las redes criminales, es posible desestabilizar las fuentes de suministro y reducir la oferta de drogas ilícitas.
Pero este enfoque no se limita a la simple represión de los traficantes. Los recién llegados a la escena política de Sudáfrica también enfatizan la importancia de desarrollar programas de rehabilitación efectivos para las personas que luchan contra la adicción a las drogas. En lugar de condenar a las personas a una espiral de criminalización y estigmatización, estos programas ofrecen un camino hacia la curación y la reintegración social.
Al reconocer que la drogadicción es ante todo un problema de salud que requiere un enfoque compasivo y atento, estos actores políticos piden un cambio radical de paradigma. Al invertir en servicios de tratamiento y apoyo, el Estado no sólo puede ayudar a las personas a superar su adicción, sino también ayudar a reducir los daños sociales asociados con el consumo de drogas.
Esta visión progresista se basa en la convicción de que la respuesta a la drogadicción no puede limitarse a medidas represivas. Al adoptar un enfoque holístico y centrado en la rehabilitación, Sudáfrica puede allanar el camino para una política de drogas más eficaz y humana. Es hora de poner fin a la criminalización de los consumidores de drogas y centrarse en la compasión y el apoyo a quienes más lo necesitan.