La oscura noche del domingo 7 de abril estremeció la residencia del profeta Joseph Mukungubila Mutombo en Sudáfrica, cuando un grupo de hombres armados irrumpió en su casa en Johannesburgo. Bajo amenazas y violencia, atacaron al profeta y a su familia, saqueando la casa y sembrando el terror. La oficina del Profeta condenó enérgicamente el ataque, describiéndolo como un intento de neutralizar políticamente a Mukungubila.
El silencio posterior al ataque generó incertidumbre, con solo un empleado que logró escapar para alertar a las autoridades. Se plantean preguntas sobre las motivaciones detrás de este ataque meticulosamente planeado, con misteriosos obstáculos administrativos que han mantenido a Mukungubila en el exilio. La comunidad espera respuestas y medidas concretas para garantizar la seguridad del profeta y su familia.
Los repetidos ataques contra el profeta y su familia plantean interrogantes sobre posibles motivaciones políticas detrás de estos actos de violencia. Mientras se insta a las autoridades sudafricanas a proteger al profeta, se espera una respuesta clara del gobierno congoleño. La seguridad y el regreso de Mukungubila a su tierra natal son imperativos.
Es crucial que las autoridades aclaren este asunto y garanticen la protección de aquellos en peligro. La turbulenta historia de Mukungubila exige una acción decisiva para poner fin a la violencia e incertidumbre que rodean al profeta y su familia.