El tan esperado proceso de distribución de documentos de identidad en la República Democrática del Congo (RDC) está a punto de hacerse realidad. Esta noticia ha generado tanto entusiasmo como escepticismo entre los congoleños, quienes llevan años esperando este importante documento que podría solucionar muchos problemas, como la dificultad de muchos funcionarios para cobrar sus salarios debido a la falta de identificación oficial.
El Ministro del Interior, Peter Kazadi, ha anunciado que la distribución de los nuevos documentos comenzará en mayo, lo que ha avivado las esperanzas de la población. A pesar de anuncios previos que no se concretaron, la entrega de estos documentos ahora parece más tangible, sobre todo después de que el presidente Félix Tshisekedi recibiera la primera copia.
Sin embargo, persisten algunas dudas sobre la transparencia y viabilidad del proceso de fabricación y distribución de las tarjetas de identidad. Se cuestiona la responsabilidad del ámbito político, de la Oficina Nacional de Identificación de la Población (Onip) y de la empresa privada Afritech/Idemia, encargada de la producción. La investigación de la Inspección General de Finanzas (IGF) sobre el contrato con Afritech/Idemia destaca la importancia de esclarecer los términos del acuerdo para garantizar la integridad del proceso.
Además, la falta de un registro completo y fiable de la población congoleña ha generado retrasos en la producción de los documentos de identidad. A pesar de estos desafíos, los congoleños mantienen la esperanza de que estos nuevos documentos mejoren su calidad de vida y faciliten el acceso a servicios esenciales como el cobro de salarios y transacciones bancarias.
En medio de las dificultades, la paciencia y la comprensión son fundamentales, con la esperanza de que esta vez la promesa de recibir una identificación adecuada se cumpla finalmente.