En los cielos de Ammán y otras ciudades jordanas, se vivió un espectáculo impactante el pasado fin de semana con drones y misiles iraníes siendo interceptados en su camino hacia Israel. Este ataque inusual por parte de Teherán como respuesta a un presunto acto de agresión israelí contra su embajada en Damasco el 1 de abril ha colocado a Jordania en una situación delicada y peligrosa. Sin embargo, las autoridades jordanas mantuvieron un extraño silencio durante horas, dejando a muchos preguntándose cuál era su postura en este conflicto.
Geográficamente, Jordania se encuentra en una posición complicada, rodeada por Israel, Cisjordania e Irak, donde milicias proiraníes ejercen influencia. Al norte, Siria atraviesa un estado de deterioro bajo la influencia de Irán. Este reciente ataque marca la primera vez en más de tres décadas que misiles dirigidos a Israel han penetrado el espacio aéreo jordano, desde los ataques de Saddam Hussein en 1991 durante la Guerra del Golfo. Desde aquel entonces, Jordania ha establecido un tratado de paz con Israel en 1994, lo que generó controversia entre la población jordana, especialmente con la alta presencia de ciudadanos palestinos.
Las redes sociales se llenaron de videos mostrando las intercepciones y restos de los proyectiles, generando tanto miedo como críticas hacia las autoridades jordanas. El primer anuncio oficial vino con el cierre del espacio aéreo del reino, seguido de explicaciones sobre la necesidad de proteger a los ciudadanos y las zonas residenciales. Sin embargo, las preocupaciones persisten, especialmente luego de que Teherán amenazara a Jordania en caso de participar en acciones contra ellos.
En este tenso escenario, las autoridades jordanas están tomando medidas para garantizar la seguridad del país y de sus habitantes. Se han intensificado las patrullas aéreas y se ha reiterado que Jordania no será un campo de batalla para ninguna de las partes involucradas. Aunque Estados Unidos e Israel destacaron el papel de los países árabes en frustrar el ataque iraní, Jordania se ha enfocado en proteger su soberanía y a su población.
En este contexto de equilibrio entre alianzas regionales, presiones internas y amenazas externas, Jordania enfrenta un desafío diplomático y de seguridad crucial. El futuro parece incierto para el reino hachemita, que debe navegar con determinación para mantener su estabilidad en medio de una región marcada por tensiones y conflictos. El próximo período será determinante para el destino de Jordania y su posición en este complicado escenario internacional.