La fuerza multinacional de la Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC) desplegada en Kivu del Norte para enfrentar a los «rebeldes» del M23 respaldados por el ejército ruandés ha generado interrogantes sobre su efectividad y compromiso con su mandato ofensivo. A pesar de estar designada para apoyar a las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) en la lucha contra el M23/RDF, la SADC ha enfrentado dificultades para actuar decisivamente y restaurar la seguridad en la región.
La reticencia de las tropas sudafricanas, tanzanas y malauíes de la SADC a enfrentar a los agresores y las complicaciones políticas, como la oposición sudafricana a involucrarse en el conflicto, han obstaculizado su acción. Además, los recientes acercamientos entre los presidentes de Sudáfrica, Ruanda y Uganda plantean dudas sobre la disposición de los aliados de la SADC para cumplir con su mandato.
Aunque la normalización de las relaciones entre Sudáfrica y Ruanda sugiere una posible reevaluación de la participación de Pretoria en el conflicto congoleño, aún persisten incertidumbres sobre si estos cambios diplomáticos contribuirán a la paz en el este de la República Democrática del Congo. La incertidumbre en torno a la capacidad y la voluntad de la SADC para proteger a los civiles y restablecer la paz en una región marcada por la inestabilidad plantea desafíos significativos.
Las partes regionales e internacionales implicadas deben redoblar esfuerzos para abordar este conflicto prolongado y encontrar soluciones sostenibles. El futuro de la misión en Kivu del Norte sigue en vilo, y es crucial que los actores involucrados trabajen juntos para resolver esta crisis.
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