La tragedia que sacudió a las aldeas de Soro y Nondin en Burkina Faso en febrero de 2023 conmocionó al mundo. Informes de Human Rights Watch corroboraron la terrible pérdida de más de 220 vidas civiles en un solo día, incluyendo al menos 56 niños, en lo que se presume fueron atrocidades cometidas por el ejército nacional.
El 25 de febrero, el pueblo de Soro presenció la devastación de 179 personas, mientras que 44 perdieron la vida en el pueblo vecino de Nondin. Estos actos han sido descritos como uno de los abusos más atroces perpetrados por el ejército en casi una década.
A pesar de la exposición de estas atrocidades, las autoridades de Burkina Faso han optado por el silencio en este asunto. Sin embargo, el fiscal Aly Benjamin Coulibaly hizo un llamado público a los testigos para identificar a los responsables de la masacre, inicialmente estimando 170 muertos.
Los relatos de los testigos ofrecen una narrativa sobrecogedora de la incursión militar. Sobrevivientes describieron cómo más de 100 soldados llegaron a Nondin después de que combatientes islamistas pasaran por la zona. Los soldados forzaron a los aldeanos a abandonar sus hogares, los agruparon y abrieron fuego indiscriminadamente, sin dejar a nadie a salvo, incluso a los que buscaban refugio.
La brutalidad se repitió en Soro, a tan solo 5 kilómetros de distancia, donde el ejército lanzó un ataque similar contra los aldeanos y quienes intentaban huir.
Las autoridades militares justificaron estos actos como una respuesta a los aldeanos supuestamente colaboradores de combatientes islamistas, después de un ataque insurgente a un campamento militar en la provincia norteña de Yatenga.
Tirana Hassan, directora ejecutiva de Human Rights Watch, condenó las masacres, catalogándolas como los últimos de una serie de crímenes civiles cometidos por el ejército de Burkina Faso en su lucha contrainsurgente.
Burkina Faso, bajo el gobierno de una junta militar desde el golpe de Estado de 2022, se comprometió a sofocar la insurgencia. Sin embargo, la violencia persiste y los grupos yihadistas ahora controlan más de un tercio del país.
Organizaciones internacionales, como la Unión Europea y las Naciones Unidas, han acusado a Burkina Faso de graves violaciones de derechos humanos en su lucha contra la insurgencia, citando asesinatos indiscriminados y desapariciones forzadas como algunas de las atrocidades cometidas.
Este sombrío episodio en la historia de Burkina Faso subraya la urgencia de tomar medidas inmediatas para poner fin a la violencia y la impunidad que azotan el país de África occidental. La comunidad internacional debe respaldar los esfuerzos para proteger a los civiles, promover la justicia y los derechos humanos en la región. Solo a través de un compromiso decidido y la solidaridad mundial se puede evitar tragedias de este calibre en el futuro.